Me he cansado de abrir los ojos y
volver a cerrarlos por no ver nada. He perdido toda la paciencia
intentando escuchar cuando no hay nada que oír. He dejado de sentir
al notar toda falta de tacto, contacto, caricia, movimiento. He
decidido no saborear más olores imposibles que no llevan a ninguna
parte. He dejado de andar porque ya no quiero seguir ese camino, esos
pasos, esos destinos. He olvidado recordar para no agotar los
recuerdos. He perdido la noción del tiempo para así no echar nada
de menos. He agotado las fuerzas para no sentir el cansancio. He
vomitado las lágrimas para que no me abrasen los ojos. Ya no suspiro
para ahorrarle aire a los pulmones tras los lamentos. Me he vuelto
muda para no arrancarle palabras a mi garganta. No volveré a mover
los labios porque no quiero decir nada. No pienso mover ni un
músculo para que no implique movimiento. No quiero despertar de
ninguno de los sueños, puesto que ya no sabré que estaré soñando.
Que desaparezcan los trapos que revisten mi cuerpo de uniformidad.
Que me arranquen las señales de toda esa conformidad y me quede
vestida con la desnudez del alma. Que me dejen. Que me dejen. Que me
olviden, que no se interpongan en mi camino. Que no obstruyan mi
pensamiento, mis sueños, que se olviden de que sí, de que respiro,
de que la vida no me abandona. No quiero morirme en vida, solamente
quiero abrir las alas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario