viernes, 10 de febrero de 2012

Agosto


Me he cansado de abrir los ojos y volver a cerrarlos por no ver nada. He perdido toda la paciencia intentando escuchar cuando no hay nada que oír. He dejado de sentir al notar toda falta de tacto, contacto, caricia, movimiento. He decidido no saborear más olores imposibles que no llevan a ninguna parte. He dejado de andar porque ya no quiero seguir ese camino, esos pasos, esos destinos. He olvidado recordar para no agotar los recuerdos. He perdido la noción del tiempo para así no echar nada de menos. He agotado las fuerzas para no sentir el cansancio. He vomitado las lágrimas para que no me abrasen los ojos. Ya no suspiro para ahorrarle aire a los pulmones tras los lamentos. Me he vuelto muda para no arrancarle palabras a mi garganta. No volveré a mover los labios porque no quiero decir nada. No pienso mover ni un músculo para que no implique movimiento. No quiero despertar de ninguno de los sueños, puesto que ya no sabré que estaré soñando. Que desaparezcan los trapos que revisten mi cuerpo de uniformidad. Que me arranquen las señales de toda esa conformidad y me quede vestida con la desnudez del alma. Que me dejen. Que me dejen. Que me olviden, que no se interpongan en mi camino. Que no obstruyan mi pensamiento, mis sueños, que se olviden de que sí, de que respiro, de que la vida no me abandona. No quiero morirme en vida, solamente quiero abrir las alas.

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