sábado, 23 de marzo de 2013

Cataplóf

Y de repente un sentimiento intensamente extraño de tranquilidad. Como si hubiera gritado durante horas, durante días. Sé que se me ha roto algo por dentro, aún no sé qué es, pero me falta algo, o me ha estabilizado. Se me han acabado las lágrimas, pero por otro lado a ratos se me vienen. El caso es que estás lejos, muy lejos, demasiado. ¿Son cosas mías? ¿Ilusiones? 
Se me hace que no hay nada por lo que pueda luchar, que no tengo que seguir manoteando. Me molesta pensar que ya está, que se terminó y que bueno, cuántas más habrá que desean lo mismo, cuántas lo habrán conseguido, por cuántas habrás movido un dedo y por cuáles no. 
Pero, Dios, ¿qué es esto? Y esto es tan simple como que no sé a dónde ni a qué aferrarme.
¿Quién soy? ¿Qué hago? ¿Cuál es mi próximo paso? Supongo que otro mundo empieza, que acabó anoche, que empieza en dos semanas. ¿Transición? ¿A qué? Solamente no quiero perder el tiempo, no quiero perder nada. Necesito ganar algo, algo más que una sonrisa congelada en una foto.

viernes, 22 de marzo de 2013

Go down and surrender

Y el mundo acabó. Se alejó rodando calle abajo buscando un lugar mejor. Todo era mentira y más que mentira, fantasía. Pero a veces las cosas tienen que destruirse, autodestruirse, para renacer, para volver a vivir. Más acá, más allá. Qué importa el término, el caso es echar a rodar. 
Y al final esa pieza suelta y desengrasada antes era un mecanismo fuerte. Las cosas pierden brillo, fuerza, aguante, valor, y se paralizan en el olvido.
Cuando todo se congela, se despedaza o se desintegra, uno recoge las pocas piezas que le quedan, las justas y necesarias para seguir adelante. Lo más importante es marchar y llegar a la próxima parada. Quién sabe... Aunque a veces no hay nadie con quien compartir tus pequeños descubrimientos, nadie a quien pedir un sorbo de agua o a quien sorprender cuando la primavera te alcanza. No se gana ni se pierde, se sigue, se llega, se termina y se vuelve a empezar.

Ojo de gato que te mira tierna, presa y sensual. Vas calle abajo detrás de su cola, a encerrarte en la oscuridad, a que te dé su aliento. ¿Que hace frío? No en ese metro cuadrado. Ojo de gato desaparece al amanecer entre tus brazos. El maquillaje no resiste una vida.

El movimiento se hace eterno y se vuelve huracán en algunas horas de su metamorfosis. Tiene la manía de sorprenderme y atraparme en forma de tormenta caprichosa. Neumonía o principios de. Bronquitis mortal. Estuve en tu ciudad, tirada en el césped al sol, y cuando volví a casa, al día siguiente, el cielo descargó. Me dejó a las puertas de no sé dónde, en medio del delirio y el sueño. 40ºC o fiebre.

Un alma en tensión que no puede apartar los ojos del cielo. ¿Tú sabes lo que es eso? (Un inadaptado social /misfit/yo). Y el sol se abría paso entre las nubes y yo atrapaba sus rayos en tarros de cristal. Yo quería secuestrar al arco-iris y la lluvia me seguía teniendo manía a finales de abril y a principios de mayo. Yo aún la quería.

Mira, mira. Ésa es la mentira, la fantasía. Cuántos se maravillan con una mariposa. Un bicho asqueroso que se transforma en sueño escrito. Promesa que vuela, vacío de hace años. Sólo la música escribió mis mejores días; sólo la poesía me hundió en vida. ¿Y? No perdí la esperanza.
Un día el Cuervo Negro dejó de ser el único, llegó mi Reina Blanca para florecer y no dejó que me enterrara la pena. Ella creó el mundo azul y allí me refugié. Y como en la historia interminable, nace para morir y muere para dar vida.

Pero tu boca no está en el próximo horizonte. Tus ojos no son el verde que yo necesito mirar. Tu cuello no va a ser el hueco donde yo susurre gilipolleces varias y no va a ser tu nuez la que yo vea jadear. Las alas del tiempo borraron tus huellas y yo supe que estuviste en ese otro momento, mucho antes de conocerte. Y ahora que lo sé, tengo que coser nuevos días a mis últimos pasos, para tener la certeza de que no me confundo, que recuerdo más cosas pero que tu sonrisa ya no asoma.

jueves, 21 de marzo de 2013

Maybe... in May may be

Algunas veces lo hago sin pensarlo, ni poco ni demasiado, pero necesito darle vueltas a una canción, una y otra vez, porque nunca es suficiente. Y cuando más sencilla es, más me atrapa, más consigue inundarme los sentidos, porque ya lo dice todo por sí sola. Es en ese momento en el que sobran las palabras y sólo quieres sentir que expresa lo que no sabes cómo sacar.
¿Y sabes qué es muy difícil? Leerla al revés y que, aún así, siga teniendo sentido. Porque es clara, sencilla y directa, pero única, misteriosa y sumamente perfecta, precisa, maravillosa. 
Es fácil, más fácil, contactar con la poesía cuando se hace canción, cuando la música te ayuda a imaginar, a intentar comprender lo que realmente quiere decir. Pero no es recta y fría, de una sola interpretación. Es un pájaro libre que a cada uno le dice y le sugiere una cosa distinta.

Hubo un tiempo en que me abracé a ella y no podía soltarla. Era mi salvavidas, mi única forma de aflojar los nudos. Al final dejó de ser para mí y ya no sabía nadar con ella, sino que me ahogué a su lado. Me hundían los versos masivos que me atacaban y lloraba de rabia por no saber, por no poder ponerlos en orden. Y la solté, se fue con la corriente y la odié. Pero entonces llegaste tú, hace un par de años y me enamoró su forma, su misterio seductor que nunca he logrado saber de dónde procede. 
He querido volver a enamorarme de ella a través de ti, pero no sé leerte, no sé reconocerte. Me pierdo en absurdas divagaciones, en suposiciones sin base y me quedo atrapada entre dos corrientes: la que me lleva a la realidad y la débil, la débil idea de que la fantasía sea cierta. Pero sé de sobra quién es la persona a quien cada verso va dirigido, y en cada uno de ellos hay un código que sólo vosotros dos conocéis. 

A veces se me ocurre alguna cosa, pero rápidamente desaparece; vuelve otra idea y nunca dejo de dar vueltas en círculo. Pero hay un momento en que el mundo, las circunstancias o la imaginación, nos hacen creer que todas esas piezas sin sentido que vamos coleccionando, por fin encajan y forman un puzle, un pequeño puzle que sí se nos hace comprensible. 
Y no, no me olvido de aquello que siempre supe y creí, lo que antes de conocerte ya confirmé: es sugerencia (o suggestion), símbolo, interpretación. Es misterio, sueño, algo místico y diferente para cada uno. Es como mirar dentro de un caleidoscopio: cada figura será y es diferente para cada ojo, en cada movimiento. Entonces me permito creer que sí, que puede que te entienda, pero no a través de la palabra o el gesto. 

Y en esta canción tan simple pero tan bonita y certera, tanto al derecho como al revés, por elección o por azar, te identifico, te busco y te reconozco: un sueño cuyo nombre es "OJALÁ".

martes, 19 de marzo de 2013

18/19M13

Después de la tormenta, tras el naufragio del último beso, llegué por fin a la costa, a otra tierra solitaria y desconocida. Pero el cielo era azul y el viento favorable, haciendo de sus playas las más hermosas vistas. No supe, no sé explicar lo que sentí; la primera idea que tuve fue una vaga sonrisa que se me escapó. 
Allí el aire tenía otro aroma, ni mucho menos salino, sino frutal, a coco, a miel, a melocotón... Algo dulce que embriagaba pero sin llegar a resultar empalagoso; justo, tenue y persistente, como si quisieras descubrir su procedencia sin lograr nunca decantarte por una dirección concreta.
La arena de las playas era clara,  suave y fina. Podría haber pasado el resto de mi vida allí, acariciando, recogiendo, soltando cada puñado una y otra vez. Más adentro, descendiendo por un pequeño camino, las plantas no crecían salvajes y fieras, sino que eran hermosas en todos los sentidos; pero sólo cuando llegó la noche pude descubrir su secreto: además de bellas, sabían enamorar, se abrían para dejar escapar diferentes fragancias que traían recuerdos de otras épocas, ganas de avanzar, de adentrarte en el paraíso y fundirte con él allí mismo. 
Y más adelante, uno se encontraba al borde de dos salientes, como dos pequeñas montañas que descendían hasta un valle diminuto con un lago en el centro. Estuve días tanteando el terreno, sin atreverme demasiado a acercarme. Quién sabía si hubiera podido regresar, si no habría algún agujero ciego a mitad del camino en el que quedarme atrapado. 
Fue curioso que no tropezara jamás, que no hallara piedras enormes que me cortaran el paso, hierbas, árboles que actuaran como barrera infranqueable. Simplemente fui descendiendo lentamente hasta que llegué al centro mismo de la isla. Nadé en aquella especie de laguna, de agua clara, tibia, agradable. Mirando al cielo azul, pensé que no podía ser más feliz.

En algún momento mis ojos tropezaron con algo que sobresalía por encima de otras flores hermosas, bastante cerca de la orilla. Nadé hasta allí y me dirigí a lo que parecía, aunque no supe qué era, no sé si una flor de loto o algo similar. Era simplemente maravillosa, azul, lavanda, no lo sé. Y en aquella curva mágica y deliciosa se me hizo de noche. El tiempo se esfumó y yo no quería, no podía apartarme de aquel lugar. 
Probablemente caí en la locura y aún recuerdo la enorme luna blanca mirándome, sonriéndome, y yo creyendo estar en un sueño, vagando entre brumas desconocidas, parajes extraños de viejos poemas sin autor. ¿Qué canción era ésa? No puedo ponerle nombre, es algo que solamente uno puede escuchar, dentro de sí, alrededor, nunca muy alto.
Cuando recobré el sentido habían pasado ante mis ojos una luna llena inmensa, blanco nacarado, y la menguante aún resistía sus últimas horas en el cielo, quizá. Parecía que la isla quería decirme adiós, pero yo no podía, ni quería ni podía permitírselo. De día la hice mía, una y otra vez, hasta que aprendí de memoria cada surco de su arena, cada flor y cada hoja, cada ola nueva que moría en la orilla. Y lo sentí por ella, pero ya había encontrado otro beso, un beso que realmente me quería, me deseaba, me necesitaba. Y no pienso abandonar mi pequeño rincón fiero, salvaje, único, perdido, pero mío al fin.

sábado, 16 de marzo de 2013

Nonsense

Sabes mejor que nadie que no sé leer entre líneas, que lo mío no es coger las indirectas ni aunque me las escribas o tatúes en la palma de la mano. No tengo eso que se llama sentido común y seguramente por eso no te sigo, no puedo seguir al pie de la letra, malinterpreto o simplemente no asimilo. Puedo tirarme horas repitiendo una frase o una palabra, sin procesarla, hasta que la deformo y con cada repetición, despojarla de todo su sentido. Sólo al cabo del tiempo caigo en la cuenta de tantas y tantas cosas. Supongo que al final aflora la necesidad de reconocer lo evidente, cuando ya está todo perdido y no hay nada que hacer. Y es que, antes de eso, hubo una voz en mi cabeza, mi no-sentido sexto/no-sexto sentido que jamás escucho, por mucho tiempo que pase oyéndolo. Al final, la primera sensación, por no querer confundirla y malinterpretarla, por no caer en fantasías e ilusiones, es la verdad, y me hace perder tantas oportunidades... 
Si hubiera alguna forma, tan sólo una, de saber que las cosas que a veces pienso, que creo que están pasando detrás de mis ojos pero que no alcanzo con seguridad, me tiraría de cabeza a por esa posibilidad. Como si en algún lugar estuviera escrito, como si hubiera un testimonio que finalmente encuentro y leo claramente, y varias veces. Entonces sólo me queda dejar que se me escapen las cosas y esperar que pase el próximo tren. Y de alguna forma, y sólo quiero eso, que lo sepas, que lo entiendas, que me dejes un poco intentarlo, porque sí, porque quiero seguirte un poco los pasos pero sólo hasta donde tú quieras. Que me dejes, que me hagas saberlo, que lo digas claramente no-claro, háblame desde lo tuyo, desde lo que mejor sabes hacer, y no me refiero a bromas porque lo mío no son los chistes. Falta de chispa, boy =(

miércoles, 13 de marzo de 2013

Ya ves...

Yo dije "Quizás", tú dijiste "Sí". Luego lo pensé y fue "Baaah... no es para tanto". Al poco no sé qué vi y "Bueno, no está mal". Sin haber avanzado mucho más "Ohh...!!" y finalmente "Me encanta".
Pero como siempre que encuentro algo o alguien maravilloso, que entra en mi vida y se queda algún tiempo, al final puse todo patas arriba, tiré la casa por la ventana y en un suspiro te espanté.
Me arrepiento de todo, porque me lo imagino de mil maneras diferentes y claro, todas acaban bien. Y si te digo la verdad, puestos a elegir, me conformaría eternamente con saber, de vez en cuando, con ver esa sonrisa aunque no sea para mí =)

martes, 12 de marzo de 2013

Ayer imposible, Hoy no y Mañana jamás.

Se despertó llorando y soñó que él no volvía. Yo me acostaré así pero no soñaré contigo. De todas formas sé que no volverás, sólo pienso en ti 24 horas al día para machacarme, porque no puedo olvidarte y porque es imposible que alguna vez pudiera ser real. 
Tampoco es que sepa cómo o cuándo te fuiste, pero hace mucho que no estás en mi vida. Y sigo pensando que fuiste una simple ilusión, como un reflejo que te ciega cuando un rayo rebota contra un cristal. Qué sé yo.
Ella no llegó a tiempo y yo me pasé de lista. Quizá era una despedida, yo asesiné todas mis posibilidades. Al final lloramos las dos ese líquido salado, a moco tendido, siendo estúpidas, preguntándonos por qué el destino nos dice No. Y supimos que los sueños se morían, más bien los suyos, porque los míos siguen navegando por no sé qué esferas de la irracionalidad que no alcanzo a vencer.

Ella lo siente en ese beso que no fue, en su ausencia, en los escombros de un amor que se murió de pena, en el olvido, en el recuerdo, en cada parte, en todo el cuerpo. Yo te busco en algún rincón de palabras olvidadas por ti, que guardaba a modo de secreto, con un significado especial, pero mira... El tiempo las ha borrado. Algún día tendré un pequeño lapsus y las recordaré. La palabra es flashback, pero da lo mismo el término exacto.
A ella no le importa de qué forma, cómo, cuándo y dónde, sólo sabe que está con ella. Más lejos, más cerca, la distancia no mata aquello que no puede tocar. Una conexión fuera de espacio y tiempo, algo que sólo reside en ellos. Y algún día le olvidará y con eso arreglará su mutilado sentimiento, por mucho que recuerde a otra persona, el recuerdo dejará de hacerle daño. 
Lo cierto es que yo ya le tenía fecha puesta a nuestro encuentro, lugar, momento... Todo. Bueno, en realidad aún no lo sé, pero me lo imagino. Me preocupa la forma porque me gustaría estar presentable. El cuándo y el dónde ya lo sabes, los conoces como la palma de tu mano. El nombre que te nombra... Sabes que me encanta, y poder llamarte tranquilamente, en total confianza sería un sueño hecho realidad.  Pero si me imagino pensando en otra persona, me vuelvo loca y digo que no, que no quiero, que quiero que seas tú. Sólo tú. 

Ella al final encuentra la felicidad, así acaba el cuento. No digo que sea eterna, claro, porque no lo sé, pero es de suponer que algún día acaba el "para siempre" o "por siempre jamás" que come o cena perdices. Y yo sé que en un mundo ideal sí podría encontrarla contigo, pero hablando de princesas, nunca me vi como una de ellas. Jamás lo fui ni me sentí semejante cosa. Mi preferida era la Bella Durmiente, y supongo que le cogí mucho gusto al papel de dormir la vida. No vayas a creer que te considero el príncipe, ni que yo me identifique en el término "hija de rey". No. Yo siempre he sido más tirando a patosa, a lenta, a perdida, en su día Apologies, Leiden o como quieras llamarla. Pero claro, soñar es gratis y nací con la esperanza cosida a las venas. 

martes, 5 de marzo de 2013

Wild world

Sabes que hay canciones que de alguna forma significan más de lo que tú mismo puedes describir, que dicen más de lo que con palabras podrías expresar. ¿Y por qué? ¿Es en sí la música, el instrumento, la palabra o la metáfora? Y cada una tiene su tiempo, su escenario, su algo particular.
Ésta habla de decir adiós, de abrir la mano y soltar al tembloroso pájaro que se cree listo para echar a volar. Se te rompe el alma, pero la libertad de alguien a quien dices querer es más importante que lo que puedas sentir tú. Y sabes que no será fácil, ves todo los baches que tendrá que superar, pero por mucho que ames a alguien, no puedes convertirte en su ángel de la guarda a cada paso que dé.
Y quizá así esté mejor, salir al mundo desarmados, vestidos sólo con una sonrisa y hacer, poco a poco, corteza firme y gruesa de la carne desnuda. Pero no todo el mundo pierde la fragilidad. No puede ser posible que error y aprendizaje vayan eternamente de la mano. Meter la pata es lo más fácil; estar entero y seguir rodando, sonreír, eso es lo más duro. 
Parece que el mundo no está hecho para las buenas intenciones, para el más leve gesto de amabilidad o para detenerse a pensar. Por eso tenemos miedos y tememos por lo que pueda pasarle a quienes tenemos más cerca. Ojalá fuera tan fácil como prender una llama e iluminar sus ideas. Y sí, quizá sea mejor salir solos y desnudos al mundo, esperando reaccionar lo mejor posible ante lo que venga.
Al final, el pajarito tembloroso tendrá que alzarse y mantenerse en el aire, pero también caerá, aunque tenga mucha experiencia. Pero, ¿qué es cada momento al fin y al cabo? Parte de tu vida, para bien y para mal, algo que no podrás borrar. Y aunque cueste y te arranque la mitad de tu ser, no podemos cortar las alas de quien quiere irse. A lo sumo, recortarlas y hacerle daño. 

lunes, 4 de marzo de 2013

18 de Agosto

Y el tiempo era eterno, el mundo infinito y todo lo demás de miles de colores. Lo único que le pedí a aquel verano fueron unos días, sólo unos pocos de todos los que tenía. Los suficientes para perderme, encontrarme, volver a perderme y quizá remontar el vuelo. Pero quizá fue pedir demasiado.
Me veo a mí misma, sentada en el tejado, dos horas después de haberme quedado sola y viendo amanecer. La sonrisa se me escapaba de tanta alegría artificial, de eso que sólo sabíamos él y yo, aunque fuera un secreto a voces. Sonreía porque no podía creer que la suerte estuviera conmigo. Cerré los ojos y me dejé caer hacia atrás. Al final se hizo de día y volví a casa saltando de un baldosín a otro. 

Horas después todo me daba vueltas y me importaba una mierda. Estaba en esa burbujita que me decía "S.O.N.R.Í.E." y nadie iba a robarme la magia, nadie. Y cuando lo vi aparecer me temblaban las piernas y me sentía de hierro, y a la vez creía que flotaba cada vez que lo miraba a los ojos. Ese verde imposible, único, irrepetible. ¿Si le quería? La afirmación era rotunda. 
¿Y qué puedo decir? Aquella noche me destrozó al final, me reventó con palabras aunque luego me envolviera de nuevo con ellas. No era cuestión de creer o no, él eligió el Norte, yo no pude decir más, y realmente, no perdió nada. Solamente me pesaba la duda de no haberle demostrado jamás lo suficiente, de no haberle hecho saber todo lo que significaba. 

Y al final, dos semanas después y mucho tiempo más adelante, me monté en la montaña rusa de eso que ha sido tan importante y que no entendía por qué. Simplemente dejas de creer que puedes, que sí, que alguna vez pudo ser. Te preguntas por qué, si es el destino, o si es que la lógica es imposible para que exista ese mundo y el pobre, finalmente, se muere, se derrumba, se paraliza. Estalló y no hubo nada más que hacer. Algo mío se murió ahí, la confianza quizás.
Ya no importa lo mucho o lo poco que valió todo eso, si realmente sirvió para algo. Solamente me pregunto qué hubiera pasado si. 

¿Sabes qué hubiera pasado? Nada, porque al final, todo fue un mundo que yo me inventé, y las cosas no tienen por costumbre ser lo que yo quiero, desde lo profundo de la necesidad más soñada.