jueves, 26 de julio de 2012

Hey, mister Love...

Que se queda muda, dice. Y le tiemblan las pupilas, intentando disimular las lágrimas, ahogando el sollozo. Por eso no me gustas, Amor, por eso no me gustas. Porque sabes hacer del momento más mágico el peor recuerdo. Yo también recuerdo esos días, ¿sabes? A mí también me temblaba el pulso, también me moría de ganas de dormirme sabiendo que todo era un mal sueño.
Un sueño lejano, una fantasía, dice. No sabes bien... O quizá sabes demasiado, por eso juegas tanto. Y supongo que eso es lo gracioso, ¿no? Que eso es lo que hace que seas terriblemente bonito, terriblemente maravilloso, tristemente duro.
A sabiendas de que es una dulce mentira, nos das a puñados la verdad. Te encanta la miel en los labios, la luz de los ojos cuando la mirada está perdida en la ilusión, ese fuego que enciende mejillas y ese vacío como de calambres en el vientre. Ah... descripción gráfica.
Luego todo se torna oscuro, se apaga esa luz, se va ese tono rojo y rueda un líquido salado, así como transparente, como de plata, como la luna en el agua. Y las cosas ya no son lo que eran, ni volverán a serlo. Algunos podrán recordarlo como si fuera ayer, otros desgastaremos los recuerdos a penas en una semana, hasta que no sepamos cómo se siente de verdad al principio.
¿Tú sabes lo que es eso? No. Si lo supieras, te plantearías aparecer en muchas vidas. Por eso algunos esperamos tanto, eternamente la nada. Otros tendrán el placer y el honor de experimentarte hasta el final, siempre hasta el final, consecuencias y beneficios, ventajas y delirios. Al fin y al cabo, eres lo más importante que a alguien puede pasarle en la vida.

domingo, 22 de julio de 2012

Hola, Fiera

Hola, Fiera. ¿Dónde te metes? Ya no puedo encontrarte como antes. Dime que en estos momentos estás riendo en alguna parte. No quiero imaginarte como siempre. Sí, Fiera, sí, aléjate de ese revoltijo tuyo que tanto pareces ansiar. Sabes que los finales y los principios no se te dan bien, pero hay que estar en los túneles, y no todo es luz y oscuridad. Hay que estar a través.


Venga, Fiera, cierra ese grifo. Sécate las lágrimas y sácame ese gesto tuyo que ruge. No tengas miedo de caer en el abismo, tiempos peores ya se han visto. Crisis no es tiempo de retroceso, también hay avances. Creer es lo importante y no pienso dejarte caer.


Déjalo, Fiera, no hagas caso de sus artimañas. En el fondo sabes que la magia existe aunque no puedas volar con escobas. No las necesitas, ya sabes  DÓNDE está la llave. Úsala, Fiera, úsala. Tu arma, tu mejor defensa. Que no se te caiga la sonrisa por mucho que llueva. 

sábado, 21 de julio de 2012

"Ray..."

¿Por qué borrar las huellas del pasado para avanzar? Es sobre ellas donde está escrito cómo dar el siguiente paso. O lo coges o no lo coges, es muy sencillo. Mírate ahora, tan de pie, tan rectamente frente al camino... Sí, la vía recta puede que sea lo mejor. A mí siempre me quedó aquello de Caperucita y no tomar el camino corto. Los peligros están al acecho siempre, por eso no quería elegir éste. A día de hoy no sé si es el correcto, aunque muchos días me confundo un poco y me digo firmemente que sí, que lo es.

Destino, destino, destino. Esa palabra que se me mete en los oídos, que se grabó en mi memoria un día de la infancia, mano derecha cerrada en puño con meñique estirado. Así es como la recuerdo. Y aquello de que se escribe en las estrellas... Pero, ¿quién lo escribe? También recuerdo perfectamente el día que aprendí que no estaba escrito: una radio clandestina, unos ojos verdes y perilla, se negaba a creerlo, se rebelaba. Por qué conformarse... Margen de maniobra que da la vida, voluntad, querer es poder, pero el poder procede también del saber. Eso es lo que se aprende cuando otros ya saben "filosofía".

Retroceder para aprender, para asimilar, para tener en cuenta, no para repetir, para creerse protagonista de un drama similar. Eso me quedó claro desde un principio. Y así es como me gusta, desarmada, pelando las capas que visten tantos cuerpos y mentes "verdaderos", la desnudez del alma en sí misma. No es que yo la posea ni estoy pretending en los dos sentidos, pero es un ojalá de mi camino, de mi folio sucio y arrugado, de mi no-plan-de-vida.

Qué dolor de pies, voy a sentarme. Esperar, al borde, sobre una piedra. Así pasan las horas, los días. Salirse de la norma, "Si no te gusta el camino siempre puedes recortar...". Y romper finalmente con las cosas, con ese cacharro estropeado que ya no tira por más golpes que le des. Así es..., así es, sistemas que nos acostumbran a creer que conocemos su funcionamiento, y un día se cansan y nos dicen "Vete al carajo". Y al carajo nos vamos, sí Señor, todos juntitos pero no de la mano. Unos quedan arriba cogiendo aire, otros se asfixiarán hasta sabe el dios Tiempo qué punto. 

Ah.. renuncia. Salir a pasear pancartas con la esperanza de que arriba digan que sí, que de acuerdo. No... Este sistema ya no funciona, la cuerda aprieta y nos estamos hundiendo. There's no future, yes, yes. Y a mí la cabeza me dijo hace un par de días que se acabó, que sacaron la hoz y sesgaron hasta las raíces. Yo voy a coger el martillo y me voy con el nihilismo a sentarme en la piedra. Seguiré creyendo, sí, creyendo que el sistema necesita que lo revienten, la masa, la unidad.  
Sí, Martillo, ellos tienen a Hoz, pero ya volverá. Se llaman etapas, ¿sabes? Pero la gente lo lee, lo escucha, lo sabe, lo pregunta, pero no recuerdan haberlo experimentado o nunca lo han probado. Sí, Martillo, oídos sordos, sabes que se llama la política del avestruz. La mentira es su bandera y la nuestra no existe, por eso es más clara que ninguna otra. 

miércoles, 18 de julio de 2012

18JUL68

¿Sabes qué? Desde el primer momento lo supe, y aún así seguí el juego. ¿Por qué? Porque hay una cosa que se llama esperanza, que siempre me obliga, aunque yo haya tirado todas mis ganas al vacío. Y como siempre se equivocó. Yo ya sabía que nunca iba a ser posible, y seguramente por eso me gustaste aún más. No sé, es lo típico, cuanto más inalcanzable, más se desea.
Pero no podía decir que no, simplemente no importaba lo que yo dijera. A veces intentas echar el freno tan pronto que lo único que haces es pisar el acelerador. Me excedí. Y sé que para estas cosas no hay carriles inventados, que no hay un manual que te explique cómo va a ser el recorrido. No hay nada que hacer, una vez que empiezas a rodar no importan las miles de maneras que quieras inventar para pararlo.


Me equivoqué, claro que sí. Ese "mistake" es sólo una cara de la moneda; el otro lado, el oculto, como la luna, sabía muy bien que su sonrisa irónica era de nuevo una sentencia. Pero no importa porque al final logré conocerte, bueno, si es que a eso se le puede llamar conocer...
"Ten cuidado con lo que deseas..." y yo añadiría "...y cómo lo deseas", porque nunca sabes qué carta va a salirte al paso, cuál será la siguiente jugada. No confíes jamás en los dados, a ellos no les importa nunca el resultado de sus múltiples posibilidades. Supongo que lo correcto en estos casos no tiene lugar. Uno no puede controlar lo que siente en cuanto a estos temas, no cuando te deslumbra por completo una persona así...


Y es que eras perfecto, completamente perfecto. No me canso de repetirlo, y seguramente no lo haga en el futuro. Lo tienes todo, todo lo que quiero, todo lo que envidio, todo lo que necesito. Pero yo nunca podría ofrecerte nada que tú necesitaras y acabaría siendo una pieza de puzzle que se pierde en el recuerdo. Ah... sí, como en una canción dentro de 20 años. Sé que algún día te acordarás de aquella noche y dirás: "Estaba loca de remate...". Lo mismo que pienso yo.


Yo sigo viéndole cara a la luna, aunque hablen de su lado oculto. Para mí tiene la misma cara, la misma boca y ojos de siempre, grises. Así es como me enseñaron a mirarla. Por cierto, es horrorosa. Y sigo fingiendo que a las 5 de la mañana son las 7 o las 8 de la tarde de un invierno, cuando vuelvo sola a casa, por si me ataca el miedo. Igual que hacía cuando tenía unos 11 años en adelante. En el fondo, esas cosas, todo lo que me rodea, el mundo de una niña.
Pero tú estás invertido, o más bien soy yo quien vive colgada cabeza abajo, y por eso jamás nos encontraríamos. Lo supe y quise hacerme castillitos en el aire, quise creerme que podía ganarle alguna partida al destino, y no me dejó. Nunca me deja, siempre me enseña la solución antes de que los hechos ocurran. Por eso tengo que tener miedo del futuro, porque lo conozco de antemano. No es intuición, no es negatividad, ni malas energías: es la realidad. A veces pienso que la ficción no deja de ser la más pura realidad, que nuestras vidas son todas esas grandes novelas ya escritas y por aparecer, que no dejan de ser historias repetidas a lo largo de la humanidad. 


Aún a veces quiero volver un poco a aquellos días. Me gustaría decirte con total sinceridad "Fuiste el primero que en mucho tiempo...". Ha habido muchos primeros, pero sí que fuiste el primero con el que de alguna forma creí, vi una especie de camino que era viable, una salida. Pero ¡bah...! son todo ilusiones infantiles y me da mucha vergüenza que lo sepas, que sepas cómo soy en ese sentido. No por muy mal que haya salido todo voy a dejar de pensar que hay otra parte mejor de mí, aunque mi autoestima esté siempre al nivel del magma. No voy a decir que fuera la mejor persona del mundo ni una gran persona, pero no quiero verme reducida a ese tipo de locuras.
Claro que me gusta reírme con esas tonterías, pero no es todo lo que soy. Incluso yo me sorprendo de esos momentos, como si no supiera quién soy. Sí, seguramente, porque no creo que uno se conozca más a sí mismo de lo que puede llegar a conocer al vecino de al lado, porque a lo largo de los años vamos cambiando de tantas maneras... aunque no nos demos cuenta.


Y para qué te digo todo esto...
Sí, ya me acuerdo. Cambios, dijiste. Lánzate, el mundo es tuyo. El mundo es de aquellos que son como tú, de aquellos que mantienen el equilibrio entre los del ayer más lejano y del más próximo. Esos que no olvidáis ni un solo gesto amable, aunque sea una sonrisa ajena a ti. En cambio algunos nacemos anclados a nosotros mismos, esperando que alguien nos desate. Yo me veo claraboya, tú, delfín que surca las olas en pos de cualquier destino que por intuición le venga mejor. Ése es tu baile, el mío consiste en que la ola pase a través de mí, sin llevarme ni más lejos ni más cerca.
Así que no tengas miedo, no te preocupes. Frases inútiles que espero que te suelten algún nudo interno. Yo sí confío en que lo harás y que serás feliz en otra parte. Me imagino que algún día el punto en el que estoy atada me soltará y saldré de esta dimensión atemporal que nada entre el pasado, el presente y el futuro. No sabes cómo te envidio... y cómo me gustaría que volvieras a mirarme a los ojos, aunque ni si quiera pudiera robarte una sonrisa. Ojalá...

domingo, 15 de julio de 2012

Goodbye, mister Love!


Y es que renuncio, no porque no crea en ti, sino porque creo demasiado. Así que ya no puedo seguir pensando que algún día vaya a ocurrir, que alguna vez pueda ser, que de verdad pudiera llegar a pasar. Porque estoy harta de esperar, de creerlo, de pensarlo, de tener que buscar... De no saber qué hacer. Estoy hasta las cejas del universo de que no me pase a mí, de que nunca dure demasiado, de que todo sea tan poco que no me dé ni tiempo a cerrar los ojos e imaginármelo.
Quizá tengo demasiado idealizada la realidad, lo que hace que mi fe se refuerce aún más, pero a día de hoy me caigo y tan sólo puedo decir que no puedo más. ¿Para qué? No quiero seguir recorriendo ese camino para encontrar "nuncaseráposible" y "noesparati". No quiero deseárselo a otras, pero estoy tan aburrida...

Me encanta ver esas parejas que surgen de la nada, que tienen un comienzo tan difícil y que al final consiguen estar juntos; esas historias que lo tienen imposible pero que vencen cualquier obstáculos. Esos reencuentros después de los años, esos que se dan cuentan de que se tenían el uno al otro desde siempre, justamente al lado. Claro que no todas las historias me parecen bonitas. También me gustan esas historias tan bonitas que acaban rompiéndose. Qué pena... Y hay una historia que jamás, jamás olvidaré. La necesidad que siguen sintiendo el uno por el otro, a pesar de que tienen otras parejas y son felices.

Y no quiero descubrir que al cabo de los años ya no se está enamorado. No quiero saber que llega un día en que todo se pierde, esa magia del principio, ese gesto que hace que pierdas la razón. Sí, vale, las cosas se enfrían, la confianza llega al roce, la convivencia desgasta, la pasión va desapareciendo... pero hay algo más. Un proyecto en común, un camino conjunto que seguir, una vida y todo eso, y ya estoy hablando de cosas grandes, como hijos, como casa, como hipotecas... Qué se yo. No. No quiero pensar que algo tan bonito como ver a tus abuelos celebrar 50 años de casados es en realidad una parodia. Que pasados tantos años junto a una persona ya no quede nada, aunque tengas hijos y ese cariño de todos los años pasados. No. No me convence, no quiero comprobarlo, saberlo. Y seguramente estoy negando la realidad pero nunca podría soportarlo.

Me he cansado de buscar entre todas las caras unos ojos que me miraran directamente. Sabes que en cada esquina he esperado cruzarme o tropezarme, mirarlo y decir: ¿Tú? Pero no, la culpa es mía porque eso sólo pasa en las películas. Casualidades tontísimas para que la historia tenga un argumento. Y el flechazo... Sí, claro que creo en él, una especie de conexión casi mística, una reacción puramente química, todo producto de un cruce de miradas... o no, claro.
Y es que... ¿tengo que buscarte o tengo que encontrarte? Nunca me ha quedado claro. Si no tengo que hacer ni lo uno ni lo otro, ¿espero? ¿Aparecerás? Pero entre las dudas hay un espacio que se llama vida, rutina diaria, lugar en el que estas cavilaciones tan tontas no tienen cabida. Pero necesito esos momentos de poesía en los que me imagino un encuentro casual, tipo novelero, momento videoclip, con su música y banda sonora original (B.S.O.) propia.

Y, sinceramente, por mucho que digan que todos tenemos una media naranja o alma gemela, términos que odio, no creo que lo haya para mí. Estoy harta de ver cómo gente que se deja con parejas de años encuentren a alguien a los pocos meses. Esa gente que nunca sale, a la que nunca han mirado, gente que piensas que nunca encontrará a alguien (por X razones), etc., etc., porque todo esto es muy relativo, bueno, pues que ellos finalmente formen binomio y yo me quede con la cara de tonta, metida en casa un fin de semana pensando: Estoy más sola que la una. 
Ese apoyo moral que tantas veces hace falta y que nunca está cuando lo necesito. Esos momentos que te gustaría compartir con alguien y no tienes con quién, esos pensamientos estúpidos y no tan bobos que te asaltan y necesitas contar, esos rebotes, enfados que nadie puede calmar salvo el tiempo y unas cuantas horas llorando. Todas esas cosas que se hacen en pareja, todo lo que una se imagina, blablablabla... Acabo pensando: "Bueno, no es tu momento. Ya llegará...". ¿Sabes cómo se llama eso? Consuelo de tontos. Tonta doble, triple, cuádruple... y así infinitamente porque no sé cuántas veces lo he dicho/pensado/creído...

Por eso quiero decirte adiós, que espero olvidarme de ti, porque he llegado a la conclusión de que nunca podría enamorarme realmente, que al final siempre me fallaría algo, que estaría eternamente incompleta. ¿Por qué? Porque te he idealizado, porque en realidad estoy enamorada de ti, de algo inmaterial, de una idea... (ooh! Esto me recuerda a que estudio filosofía... ¬¬) y bueno, eso me lleva a pensar que nunca, nunca podría ocurrirme nada como lo dicho anteriormente. Y tengo mis buenas razones para pensarlo y para deducir que es verdad, porque no hay nada que me diga lo contrario, personalmente, porque ajeno a mí, por supuesto que ocurre.

viernes, 6 de julio de 2012

Where is the sense in that?

Miro, miro a través de un cristal. Ninguna cara me da la suficiente seguridad como para reconocerla. El tiempo corre demasiado deprisa, yo sigo en el mismo sitio. Un día y otro, y otro más, hasta que la linea que los separa es tan difusa que ya no sabes ni dónde estás. Entonces, ¿qué? 
Me agobio. Lo odio. Odio tanto formato perfecto, paquete completo, actitud correcta, lo "normal". No me entra en la cabeza que un anuncio sea realidad. Si recuerdo los veranos no son precisamente por ser de playas, piscinas, noches interminables al lado de una hoguera en el mar o por un amor de verano. Si recuerdo un verano es por las peleas, los disgustos, los sofocones, las borracheras, las noches de insomnio y cuando todo eso se aborrece a sí mismo, llegan los momentos inolvidables de verdad. Las risas, las bromas, las lágrimas de alegría, los gestos que te dicen "Ojalá fuera así siempre", las ganas de repetir esos momentos. 

Pero sigo mirando por si acaso reconozco algún símbolo, por si acaso veo una señal, pero hasta ahora... "Si no lo buscas, no lo encontrarás nunca", "Eso no se busca, llega solo". Al final siempre acabo mareada en medio de ambas frases con el estúpido consuelo de "Bueno, no es el momento", y así pasan los años. 
Me gusta la simplicidad, la complicidad de una sonrisa, el encuentro de una mirada y la rojez de uno de esos chispazos. No todos lo momentos son de esos tropiezos tontos que te hacen sonreír como si fueras tonta, no todos los "guapa" y "bonita" significan eso. A mí me hacen llorar. No quiero creérmelo ni voy a hacerlo.

Lo cierto es que la realidad es tal como uno mismo la ve, aunque haya no sé qué normas que nos dicen que H y B son por encima de todas las cosas, lo normal. Quién pondría el primer ejemplo, quién diría primeramente que las cosas son así o de aquella manera. Y no nos damos cuenta de cómo nos condenamos unos a otros tan tontamente... A la hora de ponernos sentimentales todos sabemos del bien y del mal, y he llegado a la conclusión de que no existen. 
Esquemas perceptivos creo que se llaman, para no perdernos en el tiempo, para que no nos trague la inmensidad mundana, la ignorancia de nuestro gran cerebro. Pero si por un segundo dejáramos de ser, de creer, de interpretar, de valorar, de sentir, de opinar... ¿para qué querríamos vivir? 
Y cuando nos roben todos esos gestos, todos esos verbos, quiero que me expliquen cuál será el sentido de la vida, la nueva moda, la nueva filosofía, la nueva creencia que satisfaga los nuevos instintos del hombre eternamente insaciable.
Prefiero la cara del misterio, al menos él no me pide explicaciones ni yo necesito pedírselas.

martes, 3 de julio de 2012

Hola, Luna

Buenos días casi... O eso espero.
Ya ha llegado Julio y yo no me he dado cuenta. A ver cuánto tiempo falta para pelearnos... ¡En fin! 
Pero quiero hablar de alguien que, como la protagonista del libro que yace abierto boca abajo en mi cama, se encuentra en una ciudad a muchos kilómetros de aquí. "Lluvias de verano", de Carlos Puerto. Por supuesto, cero identificación personal con la protagonista y el novio pijo que se echa.
En realidad no puedo hablar de ella, porque no la conozco, pero, seguramente hubo un tiempo en que sintió exactamente lo que yo sentía hasta hace unos meses. De manera diferente, por supuesto, porque si yo no supiera de su existencia sabría Dios qué seguiría sintiendo.


Hace meses, muuuuchos meses, que no se cruzan. Y es terrible. Gracias a ella se cortó ese camino que yo quería seguir. Ni para bien ni para mal, sino para "unnuncahubierasidoposible", porque nunca hubo ni tan si quiera un "tal vez". No me alegro, por supuesto, pero es cuestión de tiempo, de casualidades y de historias que desconozco. 


En su día lo miraría y diría: "Bah, no es para tanto". Cuando empezaron a hablar, seguro que dijo: "Pues tiene su puntito..." y a las pocas semanas me apuesto lo que sea a que estaba babeando. Porque tiene una sonrisa inigualable, no es que sea bonita, es que es natural y sencilla, belleza griega podríamos decir. Y luego tiene esos ojos, que él no sabe que me he fijado, pero los tiene también verdes. ¡Ay, señor, que siempre acabo tropezando entre el marrón y el verde! Luego su postura, sus gestos, su... Yo qué sé. Sólo sé que se me ponía la carne de gallina, que me entraba frío y calor, y que si me habla se me pone el corazón a mil por hora, aunque sea para decirme una tontería.


Pero ella habrá visto otras cosas. Habrá visto esa mirada de ilusión, esas ganas de abrazarla y no soltarla jamás, y se habrá dado cuenta de que de vez en cuando él la necesita y la busca. Aunque yo no sepa si la encuentra, seguramente ella está ahí para él. Y de alguna forma intuyo que no renuncia a su vida por estar a su lado, porque no puede, porque algo interior se lo impide, aunque bueno... Supongo que el tiempo y los billetes de avión a veces no se llevan muy bien.


Esta noche, con esa luz blanca, blanca, blanca, y su color azul marino, es la misma que ella habrá podido contemplar, según qué hora. Ahora mismo ya no, porque seguro que tiene un rainy day o maybe a wonderful sun entrando por la ventana de su habitación. Si es que está despierta, aunque según mi experiencia yo ya estaría despierta con ese solaco. 


¿Y por qué hablo de ella si no la conozco? Sin más. No es nadie especial para mí, pero sí para él. Ni pincho ni corto, ni pinto nada en sus vidas, simplemente me alegro de haber sabido que está ella, que es ella, que es evidente, y de no ser una triste mariposa que anda a la caza de la flor. Ay, no... No me gusta ser una zorra. Y me sirve para darme cuenta de que no soy el tipo de persona que él busca, porque es verla, con esa sonrisa, esa carita de alegría y... 
Muchas veces he deseado ser otra persona, todos los días de mi vida, seguramente. Pero jamás, jamás he vacilado al pensar "No, ésta eres tú y se acabó". Nada de copiar, nada de imitar pretendiendo ser así o asá. Es algo que no soporto. Como dijo mi sabio querido (profesor de universidad): Copia aquello que te haga mejor, imita los buenos comportamientos, ten ídolos, pero también esencia.
Está claro que al cabo de los años las personas, por mucho que cambien, mantienen algo dentro de sí mismas que han llevado siempre. Aunque sea tan sólo una sensación que vuelve cada X tiempo a sus vidas.


¿Qué puedo decir? Que es maravillosa, que es alegre, que es guapísima, que es estupenda, que seguramente es una persona que me encantaría conocer y que entonces no querría perder jamás. Pero no la conoceré en mi vida y no quiero, no quiero que se dé cuenta de que estoy loca de remate, que pienso en ella sin conocerla, que envidio su suerte, porque para mí es una suerte. Y es que no todos los días una se encuentra con personas que encarnan realmente sus sueños, aunque representen ellos mismos problemas y tengan más de un imposible en ese camino que deberían poder entrelazar.
Hace mucho que sé que éste es el mío, el mismo folio birrioso, arrugado, sucio y desordenado que intento adecentar para seguir dibujando en él, pero es mío, y no lo puedo cambiar a mi antojo, por muchas mentiras que me contaran de pequeña.