miércoles, 31 de octubre de 2012

Teoría

Anda, apaga la luz. No quiero ni puedo escuchar nada más. Hundirme entre las sábanas y de momento sentir que ya no estoy en la cama. Un suave balanceo me hace creer que estoy en el mar. Qué tontería. Y abro los ojos y allí estoy, en una barca de madera que tiene mi colchón y mis sábanas. El cielo azul profundo y el sol que me da de lleno aunque sin cegarme tan fugazmente. ¿Dónde estoy? Pero aquí no hay nada. Me quedo ahí sentada, sin saber qué hacer, en medio de ninguna parte.
Pasan horas y el sol no da muestras de que el día avance. Me cansa y estoy harta de pensar, de cantar mentalmente, de contar adelante y atrás, una y otra vez. Me echo con la cabeza en la almohada y me dejo dormir de nuevo con el balanceo.

Cuando abro los ojos estoy en la oscuridad. Un cielo plagado de estrellas parece que va a caer sobre mí en cualquier momento. La barca vuelve a ser mi cama y el mar ha desaparecido. Es como si la noche misma me hubiera subido al cielo con ella. Y aquí vuelvo a tener ese vacío que antes experimenté en el agua. El silencio me inunda aún más los sentidos, tanto que casi no me oigo pensar. 
Pasan estrellas fugaces y a todas les ruego que me saque alguien de allí, pero no sucede nada. Vuelve a transcurrir algo similar al tiempo en medio de esta inmutabilidad y al final, mi propio pensamiento se ahoga y me abandona. Creo que me estoy quedando inconsciente.

De nuevo despierto y veo otra vez el cielo. Huele a tierra húmeda, a rocío fresco y rodean mi cuerpo altas hierbas, como si estuviera en medio de un campo sembrado. Aquí me siento más tranquila, relajada, y tengo la sensación de paz más grande que recuerdo haber experimentado jamás.
Algo de aire mueve suavemente la hierba. Noto el roce fresco de las briznas y, sin embargo, no tengo frío. El cielo azul oscuro va aclarándose desde y hasta donde puedo ver, y a lo lejos, rompe el sol el vestido negro de su amante. No hay luna llena pero las estrellas aún visibles brillan como plata, resistiéndose a abandonar su templo. 

Quiero quedarme aquí, en esta seguridad firme y suave. Nunca antes algo me ha parecido tan maravilloso y no puedo pensar en compartir, en dar o en volver al mundo real. Es un éxtasis relajante que me impide moverme. Tengo una terrible sensación de comodidad que ha plegado todos mis nervios, adormeciéndolos no sé de qué forma. No quiero recuperar los sentidos, sólo quedarme aquí. Y cierro los ojos sonriendo: nadie va a moverme de aquí.

¡Plaaff! Tengo la sensación de que estoy cayéndome de algún sitio y, de repente, me despierto. Todo está oscuro en la habitación. Miro el reloj y tan sólo han pasado unos 10 minutos desde que cerré los ojos. 

Un lunes cualquiera de luna llena

Todo lo que nunca podría ser, escrito en el pétalo de una flor, soñado en el ojo de un huracán, navegando en el vacío insondable del espacio exterior. Dile "hola" a la luna de mi parte, dale un beso al sol como los de antes. Yo me quedo de cara a la tierra, con los pies en el aire para buscar otra fuga que me deje respirar nuevos tiempos preparatorios para el combate. Se acabó la paz, tengo que hundir los puños.

domingo, 28 de octubre de 2012

28.10.11.12.

Y si cierro los ojos puedo verle ahí de pie, delante de mí, mirándome fijamente. Intento recordar cada detalle, el mínimo movimiento de su cara, sus ojos, su nariz, sus labios... Pero sólo me mira, intensamente, sin pestañear. No sé cuánto tiempo pasa, pero él sigue interrogándome sin decir ni una palabra, esperando a que yo dé el paso.
No puedo. Hay muchas cosas que me gustaría decirle y no es el momento, ni el lugar. Ojalá que haya un día, una oportunidad para que podamos hablar, que él quiera escucharme y yo contarle tantas tonterías y cosas importantes como sea capaz. 
Entonces cuando estoy a punto de decir algo su mano roza mi cara un segundo, y me quedo tan helada que no sé si abalanzarme sobre él o darme la vuelta. Me agarra de la cintura y acaba envolviéndome entre sus brazos. Y yo me pregunto "¿Qué haces?", para no pensar lo contrario, para no tener esas pompitas de colores que estallan tan fácilmente. Me aprieta, me aprieta suavemente contra su cuerpo. 
Noto su aliento en mi oído, y se me acelera aún más el pulso. Pienso, digo, deseo que pare, no quiero irme llorando a casa. ¿Por qué? ¿Por qué no salgo corriendo? Y esto es lo que más deseo, lo único que realmente  me haría feliz. Él.
"Te quiero". Dos palabras. Una bomba. Suficiente munición para derrumbar los pocos cimientos que sostienen lo que hoy queda de mí. La mariposa de mi fantasía levanta el vuelo y me dice "adiós", tímida y contenta a la vez, encantada de ver la primavera a sus pies. 

sábado, 20 de octubre de 2012

Y es que me puedes...

Me sacas de quicio, me vuelves loca, cuando me hablas se me encoge el corazón hasta el extremo y cuando se suelta late deprisa y me hace daño. Mmmm... A veces me entran ganas de cruzarte la cara a tortazos limpios y firmes, para que te des cuenta de que no soy tan cría como tú seguramente piensas. Para que te des cuenta de que no siempre tienes que mirarme desde arriba, que también puedes tratarme de tú a tú.
Nunca sé de qué forma tomarme las cosas contigo, si vas demasiado en serio o si sólo vienes a ver cómo reacciono para reírte, y cuando meto la pata, simplemente te das la vuelta y bye-bye, me he ofendido! ¿Y yo cómo me quedo? Deshecha, deshecha por ser así de gilipollas contigo, deshecha por hacerte caso y no ser capaz de decir "se acabó, no hay nada, ni lo máximo ni lo mínimo".
Pero sigo teniendo esa mierda que llaman esperanza (mierda porque no es lo correcto en este caso) y que no me abandona. Un día decidió convertirse en mi salvavidas particular y aunque estuviera abandonada en medio del desierto, ella seguiría diciéndome que espere, que al final se puede solucionar todo. Y no sabes cuánto se equivoca... Bueno, sí, en esta caso sí, porque eres tú quien en todo caso podría cumplir lo que ella quiere... eeeem bah! que me lío.
¡En fin! Que me encantas... *__________* No lo puedo remediar.

martes, 16 de octubre de 2012

What I liked about... What I like about you.

Sí, es justa una pequeña corrección porque en cualquier momento ahí estás tú, man! 
Y mira, justamente hoy, porque sé que sabes que iba por ti y supongo que es tu manera de decirme: "mira niña, no se me escapa, ¿vale?", no sé si para bien, si para hacerme pasar un mal rato, si para dejarme en ridículo o simplemente para que sepa que te has dado cuenta. Pero hoy, hoy, precisamente hoy ¡nooooo! 

Me encantas y me encantarás siempre (con aviso de recaídas) por cómo eres, o cómo me imagino que eres. Y hasta ahora creo que no me he equivocado. Qué va. Lo guay es ese secretismo que ni tú vas a romper y por el que yo no voy a preguntarte, porque ya ni si quiera tengo esa opción.

Hubo un día que me quedó muy claro que lo primero era tu libertad y siempre me he preguntado cómo lo haría. Sé, más o menos, y tendría que contenerme mucho, muchísimo, pero tenerle respeto a alguien es lo mínimo que se debe tener cuando quieres de verdad a una persona (exceptuando esos momentos en que se nos vaya la pinza y pongamos de todo a quién sea de la familia, amigos, blablablá, yo me entiendo). Y sé que contigo a mí me iría tooodo perfecto, el problema es qué podría aportarle yo a una persona así.

Últimamente me hablan mucho de los opuestos, no como tal, sino como complementariedad. Sigo sin ver qué puede tener de equilibrio una persona tan sumamente fatalista, negativa, tremenda... etc., como yo, qué podría ofrecerle a alguien super alegre, super optimista, sensible, inteligente y blablablá. ¿El qué? No lo sé.
Y a veces se me viene a la cabeza el momento en que todo me dice que no, que las cosas se tuercen y me dicen: lo sentimos, este tampoco es tu camino. Dices tú que yo no quiero, yo sí quiero, el problema es que no ocurre nada. Nunca pasa nada. A mí realmente no me pasa nada. Por eso me la suda que no me corresponda, sólo que me pase, que me alcance, que me ciegue eso que llaman "amor". Sentirme viva, eso es todo.

Otro problema es la libertad. A veces lo veo como falta de valor, incapacidad para el compromiso. ¿Qué otra cosa podría ser? Lo tuyo es distinto. Lo tuyo es que nadie te pise y yo no te pisaría las alas nunca, jamás. Lo sé. En ese momento rompería todo y me quedaría tan vacía que no sabría ni por dónde tirar. Eso es lo que me gusta de ti, lo que más me gusta, tu misma libertad, esa que al fin y al cabo, no tengo por muy libre que esté. 

domingo, 7 de octubre de 2012

"Cause I got too much life

... Running through my veins, going to waste..."

Y ya me he cansado de esperar y esperar a que pasen los trenes, de perder las oportunidades, de no vivir mi suerte, de no sentirme fuerte delante de esa mierda que se llama espejo y decirme a mí misma: Hola, si eres idiota, lo eres aún más por esto. 
Sí, claro, una cosa son los ideales y otra dejar que te pisoteen, pero es mucho peor vivir bajo el yugo de una conciencia sumergida en la inseguridad.
Estoy harta de toda esa gente que vive con la sonrisa pintada en la cara, por encima de todos los demás. No, perdona, ¿dónde vas? No eres más que nadie y quizá no lo descubras hasta pasados unos años, pero por si acaso, te vienen bien unas dosis de realidad.
Y yo a mí misma: No, niña, no. Siempre te has dicho a ti misma "Ésa persona es así y tatatá, y tú no eres ella, jamás serás ella (o él jaja) y no vale la pena intentar ser como, sino ser tú". Sí, reina, sí. Lo has tenido muy claro, lo que no está claro es por qué, por qué has tenido que llegar a este punto. Tener 20 años y darte cuenta de que no eres nada porque no te da la gana de serlo. Darte cuenta ahora de que tienes todo lo que quieres, sí, pero no lo que ansías realmente. 
No tienes que creerte todas esas mierdas de cuentos, sino acogerte al momento y a tomar por culo. Vale, el egoísmo te desgarra, te reconcome. Ves a diario que la gente se tiene en pedestales aunque lleven la capa de la modestia, ¿por qué tú no? Mira a tu padre. Qué mejor ejemplo, y será un puto camarero de mierda pero es el tío más legal, más leal y más bueno, el que siempre te ha dicho "hasta aquí y si no te aguantas", el que cede y el que la devuelve como nadie si se la juegas. 
Mira, guapa, el orgullo no es ponerse una corona en la cabeza y decir "¡Miradme todos!", que también, pero es sobre todo quererse a uno mismo, y tú no has dejado de maltratarte a ti misma desde... bfff ¿Siempre? Seguramente. Y bueno, no es que mañana vayas a ser la tía más destroyer del universo o un super ejemplo a seguir. A la mierda la gente, ¿sabes? A la mierda todos. 
Tú, tu único punto de partida. Tú, única meta. Tú, únicamente tú vas a poner los pasos que conformarán tu futuro. No se trata de brillar y triunfar en plan batallas épicas, sino que se trata de vivir, de querer o "amar" lo que haces, lo que eres, lo que realmente quieres.  Las circunstancias ya te las tomarás como tengan que ser y como tengan que venir, pero simplemente A LA MIERDA lo que te está matando.
Quién sabe, a lo mejor acaba dando resultado, a lo mejor ya has puesto punto y final y es hora de empezar. No venirse abajo. Que ahora estás (estoy) muy crecida y muy motivada y me es muy fácil llorar, pero antes o después esto se tiene que acabar. Y no quieres (quiero) tener 30 años y estar muerta de asco. Eso sí que no, no por más tiempo.
http://www.youtube.com/watch?v=iy4mXZN1Zzk

viernes, 5 de octubre de 2012

510012

Un día cualquiera del que sí sé la hora que es, las 3 y pico de la mañana, y me acuesto en una cama vacía, sabiendo por qué, obviamente. Fuera no llueve y la verdad es que me da igual, como si cae un aguacero o hace un calor tipo Sáhara. ¿Si estoy llorando? Claro que no. Ahora no es el momento. Cuando apague la luz, pero eso será otro día, otra historia, otros momentos.
Y si me asomo a la ventana lo que veo es una calle silenciosa y vacía de luces apagadas. Lo mismo soy la única payasa de toda la calle que está despierta a estas horas porque no quiere hacer ninguna de las otras cosas, no mejores, pero que sí tiene que hacer. Lógicamente no hay nadie jugando a estas horas en la calle, y menos aún con flores ni jardines ni qué sé yo, si aquí todo es cemento y enfrente está el corte inglés, con su explanada de césped super guay en el lateral que huele a mierda de perro. 
Sí, ya sé que no se puede jugar porque no son horas. ¡A dormir! Como se puede observar ahora no entra luz alguna por la ventana, quizá quede un poco del azul de una luna aún no muy vacía. Luz que me encanta, por cierto. Cuando se haga de día no veré el sol porque me lo tapan estos pedazos de bloques y... bueno, el cielo es sólo una rendija por su culpa. 
¿Una canción? Varias. La primera es Wonderful tonight de Eric Clapton, obsesión del año pasado. La segunda... Quizá Dust in the wind de Kansas y la tercera la de Carry on my wayward son. ¿Alguna más? La que me despierta todas las mañanas: American Pie de Don Mclean, y los días estos guarriperos de lluvia o cuando estoy asfixiada en el autobús es la de I wish it would rain down  de Phil Collins con Eric Clapton al piano. 
¡En fin...! 
Que sabrá Dios cuántas tonterías se hacen por aburrimiento.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Ploff... ploff... ploff... (äplausse)

Mira, hay una cosa que se llama escenario y otra telón, y cuando éste baja, la función se acaba. Y entonces te das la vuelta y está todo oscuro, muy oscuro. El silencio se apodera del patio de butacas y a lo mejor sientes la curiosidad de asomarte. A veces no lo haces por miedo a que haya alguien inesperado, a un qué dirán, y otras, cuando miras, te llevas la pedazo de sorpresa de que no hay nadie, absolutamente nadie.
Pero ese periodo de tiempo en que te quedas a oscuras, en mitad del escenario, con el silencio como única compañía, puedes llegar a experimentar la mayor de las soledades. Buscas a tientas una mano que te indique por donde debes salir, aunque sepas que debes girar a izquierda o derecha, pero sabes que no es tan fácil, que puedes tropezar. Y precisamente lo que no quieres es caerte. Nada de eso, pero no hay nadie.
Y mañana, cuando el dichoso teloncito vuelva a subir y tengas otra sonrisita estúpida pintada en la cara, estarás deseando bajarte de allí, salir corriendo escaleras abajo y perderte entre la multitud que te mira expectante, como si fueras parte de un espectáculo. Pero esto no es una obrita, es tu propia vida. 

martes, 2 de octubre de 2012

The magic is lost...

Háblame. Háblame de aquellos meses de Octubre que anidan en tu recuerdo desde hace tantos años. Aquellos días en los que las hojas formaban alfombras doradas a tu paso, sin parecer ni mucho menos que la vida las había abandonado. 
Háblame de esas tardes, de esos paseos bajo el sol, con la tarde cayendo ante ti, arrancándole destellos plateados al camino. Háblame de esos momentos que pintaste románticos en cada rincón de esos viejos días en los que creías que todo era posible.
Y háblame, mientras me miras, con esa ensoñación de niña enamorada y perdida, que cuenta las horas para encontrarse de nuevo en tan añorado escenario. 

Háblame, cuéntamelo otra vez. Septiembre ya se ha ido y no ha sido tu peor pesadilla. Quizá ha pasado tan rápido que no has sido capaz de asimilarlo, no te has dado cuenta de que, ¡hola!, Octubre ha vuelto. ¿Por ti? No. ¿Para ti? Y para todos. Pero eres tú quien tiene que abrir ese cuarto oscuro donde guardas todas aquellas escenas más bien propias de poesía. ¿Cómo las llamabas? Estampas de ensueño.
Acuérdate de aquellos días, cuando lo único que hacía falta para sacarte una sonrisa era pensar en ese rayo de sol. Y aunque no lo tengas, aunque falte esa chispa que prenda la vela y la magia se haya ido, en algún lugar, en algún momento, tienes que encontrar ese rastro que te dejó.

Así que háblame, háblame como lo hacías antes. Y no te preocupes porque, como ella decía, "Siempre volverás a ser feliz" aunque la deriva, tu deriva, te lleve muy lejos de estas costas nuevas y desconocidas. 

lunes, 1 de octubre de 2012

Atasco

El sueño llama a la puerta y las cosas siguen dando vueltas, vueltas y más vueltas. Y cuando parece que todo se va a parar, vuelve a empezar. Esta vez no es una mala racha, un mal día que te tire en la cama ahogándote de lágrimas. No es el dichoso dolor que empieza al final o el principio del estómago. Esto no tiene ni pies ni cabeza. Es oscuro y profundo, muy profundo.

Aquella historia de la jaula de oro, lo de la libertad concedida que devolverías a cualquier precio con tal de sentir la seguridad de sus brazos. Aquello de "quererte hasta que aprendas a quererte" y lo de "soportarte" están muy lejos de unas manos que a penas han llegado a rozarlos. Y no se trata de pensar en "mañana será otro día" y "cada día es único e irrepetible", porque son excusas baratas que la sinrazón rompe con un suspiro.

Y a veces dar tantas vueltas en la orilla acaba desgastando el terreno, rompiéndolo, y te hace seguir en peligro. Saltar o caer, y parece que no hay más salidas. Bien, no hay más. Sólo la resistencia de una voluntad cero de hierro. Todo lo negativo, porque ella es el imán perfecto. Y me siento como un bicho nadando que no encuentra saliente alguno al que agarrarse, por miedo de ahogarse en medio de la nada.