miércoles, 28 de mayo de 2014

You are only coming through in waves

¿Algo que realmente me gustaría hacer, más allá de volver atrás y quedarme en el pasado, o cerrar los ojos y desaparecer? Nadar. Me gustaría nadar en aguas abiertas, sola, pudiendo aguantar eternamente la respiración mientras buceo. No conozco otra libertad mayor que ésa, ni una ligereza parecida, ni un momento mejor que al atardecer, o quizá como aquél día, hace ya algunos años, al pie de una montaña y con el frío de la mañana. 
Si pudiera, ojalá. Ése quizá sea realmente mi único deseo, más que ser feliz, que tener un sentido por el que vivir, un algo a lo que dedicarme. Es como la música, un estado que sólo ciertas cosas pueden proporcionarte, provocarte. Un sentimiento que ninguna otra persona, modo, cosa puede despertarte. Un algo tan puro que cuando realmente lo vuelves a vivir, siempre es así, igual que la primera vez. Y no, la memoria no lo idealiza ni lo distorsiona. 
Ésa sí sería una buena opción para empezar, para volver a vivir, o para vivir un único día: volver a liberarme como nunca más he vuelto a hacer. 

martes, 27 de mayo de 2014

And the best that you can hope is to die in your sleep

Mientras todos son plantas y flores, árboles robustos, raíces que comienzan a crecer, brotes que reviven después de mucho tiempo, vueltas a la vida, el paso de cada estación, tú permaneces siendo semilla. Instinto de conservación, ésa es tu excusa barata. El miedo se vuelve tu coraza, te ahoga y te roba espacio, tiempo, seguridad. Pero hace muchos años que lo has dejado acomodarse y ahora es parte de ti; es casi como mutilar tu propia carne, se ha instalado en tu cuerpo. 
Una noche llega a ese trozo de cielo bajo el que te encuentras, una nube que vierte pequeñas gotas. Conoces esa cálida sensación pero te gustaría que fuera esa otra nube que aún ronda por tus pensamientos. No te resistes especialmente, a pesar de que tampoco el valor nace de tu voluntad. Y durante algún tiempo la nube se queda contigo. Quién sabe, poco a poco vas notando un ligero cosquilleo, a penas latente, una necesidad que llevaba mucho tiempo dormida. El miedo a equivocarte un día hace que huyas desesperadamente. Vuelves la espalda, la nube se cansa y se va. 
Entonces comprendes que elegiste no querer cambiar ese sentido doloroso, a sabiendas de que igualmente ibas a equivocarte, pero preferiste hacerte daño. Sabías que no llegarías a crecer y que la nube se iría, pero por un momento tuviste la esperanza de que no, y la certeza de que querías intentarlo, llegó demasiado tarde. Así, poco a poco vas cayendo en un círculo vicioso. A veces la nube se asoma, vuelve a latirte esa necesidad, ese no querer abandonar, y vuelve a desaparecer. Cuando vuelves a rendirte, algo tira de ti hacia adelante para luego dejar de nuevo atrás. Lo único con lo que no contabas es que la inseguridad permaneciera tanto tiempo dentro de ti. Dentro y fuera, clavándose en tu cuerpo más y más adentro; calmándose a veces la herida, para volver a abrirse con más fuerza, día tras día. El miedo que antes te protegía ahora te ha abandonado y te ha desnudado; ya nada te abriga y tu coraza se ha roto. 
Quién sabe cuándo, sólo esperas el día en que puedas volver a recomponerte. Que no tarde demasiado, que no te desgarre más, que no te haga llorar tanto. 

lunes, 26 de mayo de 2014

What else should I be...? (Apologies' voices)

Tanto esperar, tanto misterio, tanto esfuerzo para nada. Me quería creer que la realidad sería otra. Lloré porque no me imaginaba que esas palabras pudieran salir de ti, nunca a esas alturas de la vida, después de tanto tiempo. Y ahora volver a donde estaba antes, retroceder para nada. Yo no quiero ser un segundo plato, así que sin retirar lo que dije el otro día, lo que elegiría si alguna vez hubiera tenido la oportunidad, prefiero no ver el sol nunca antes que contemplarlo un solo segundo y no volver a hacerlo en la vida. Así no anhelaré lo que jamás he tenido, sólo la idealización absurda de una mente aún demasiado infantil. Pero, ¿sabes qué? También las niñas se cansan de esperar y de soñar. Un día se dan cuenta de que jamás hubo cuento alguno y que todo eran mentiras bonitas, que ellas nunca tuvieron un papel en la obra, ni si quiera en su propia historia, y el castillo se derrumba en ese rinconcito azul de su imaginación, mientras tú llegabas hasta el fin del mundo con otra mejor, más guapa, más delgada, más alegre, más inteligente, más estupenda, más fácil de tratar. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Bobifláutico

Cómo pasa el tiempo... Ya hace casi tres años y me moriré sin conocerte un poco más, un algo mejor; sin volver a verte; sin un fin a mi gusto, pero todo lo trágico que me pueda imaginar (seguro, jajaja). Ojalá que no. Ojalá la suerte estuviera de mi parte y fueras tú. Ojalá pudiera un día decir "tengo al sol a mi lado y puedo dormir y despertarme con él". Porque dura demasiado y aún no ha terminado la historia. Porque en medio de ese "sólo me acuerdo a veces de él", nunca se me fue la pena de no haber llegado más lejos, y cuando menos lo esperaba, volviste a aparecer. Pensaba que ya era nada, que ya no podría nunca volver a sentirme tan tonta cuando viera tus fotos, cuando hablara contigo, pero he vuelto a caer. Siempre lo tuve en cuenta, pero pensaba que jamás volveríamos a tener contacto. 

No sé qué tienes, pero me sigues encantando. Tu forma de ser, tu locura, tu manera de decir las cosas que nunca entiendo, tus bromas, tus paranoias, tus idas de olla, cómo escribes... Tu pelo de cachorrito, tus ojitos grandotes de botón verde-marrón, tus pestañas kilométricas, tu nariz y tu sonrisa perfecta, tus labios, tu barbita, tu nuez, tu altura... Todo. Ese enigma, ese misterio que tienes, que no me deja llegar más allá. El no saber qué esperar, qué decirte, cómo actuar, las ganas de darte un muerdo entre el cuello y la clavícula, el querer abrazarte tan fuertemente como pudiera. Las ganas de querer decir tantas cosas que nunca te diré, el miedo a que pase algo y que nunca suceda nada. Ese miedo a cagarla contigo y volver a perder. Es algo que no asimilo. Y sé que no es un capricho aunque no sea amor. Tampoco creo que sea simplemente locura u obsesión (xD un poco, pero no en plan psicótico). Simplemente me atraes de una forma como nunca antes me había atraído una persona. Y sin a penas conocerte, mira lo idiota que soy; imagínate cómo sería si tuviera la oportunidad. 

No me gustaría ser una bomba lapa, un perro faldero, una colgada celosa persiguiéndote, atosigándote, molestándote. Querría poder contar contigo y al revés, sin decirnos nada. Que hicieras tu vida como quisieras y si es posible hacer camino juntos, perfecto. Poder compartir risas y algo más, momentos especiales, de verdad, aunque fueran pocos, largos en la distancia y cortos en el tiempo. Siempre acabo pensando que es mejor todo que nada, cuando me decepciona el haber tenido un algo. Pero creo que no merece la pena estancar esto en un simple "sentía" y que un día te evaporases en el tiempo. No quiero que esto sea un "algo", un "poco" o un "bastante", sólo quiero que sea y quiero que sea un MUERDO de verdad, de esos que te tapan la boca y te hacen sonreír bobamente una mañana soleada o una noche de tormenta. 

martes, 20 de mayo de 2014

La totalidad de lo ente

Estás en el mundo, eso es innegable. No sabes nadar pero te tiras al agua. Te esfuerzas por nadar, pero no importa cuántas veces lo intentes, no sabes hacerlo. Sigues intentándolo y siempre te quedas atrás, muy, muy al fondo. Un día te cansas y simplemente flotas. El horizonte no te permite distinguir entre cielo y mar. La insondabilidad te ahoga, vuelve el marco de tu visión claustrofóbico. Llega un momento en el que no oyes ni tu propio pensamiento. La luz del sol te ciega y no puedes abrir los ojos, así que sólo percibes el color rojizo tras tus párpados, la señal de que ahí fuera aún hay algo. Eso realza más la crudeza de la realidad: hay algo, un "ahí", pero tú estás "aquí" y no hay nadie. ¿Entonces? Se acabó. Ya no quieres. Ya no quiero. Surge de nuevo ese "Yo ya no juego". Pero ni si quiera puedes decir adiós, el agua se extiende a lo largo de tu cuerpo, en todas direcciones, y en lo hondo de ese mar sólo quedan las ruinas de un reino perdido. El mundo azul que antes era, yace destruido en medio de la nada de una imaginación que se ahoga a sí misma, perdida en la memoria de un recuerdo sin sentido. 

domingo, 18 de mayo de 2014

"Para que un día te lleve quien te merezca"

Hace ya mucho tiempo que me ilusioné, y un algo menos que todo aquello acabó. Ahora puedo ver que todavía era muy tonta, demasiado tonta, y aquello más imposible de lo que entonces me parecía. Imaginar sigue siendo muy fácil pero contigo no, contigo se mueren las fantasías antes de nacer. ¿Por qué? Porque sigues estando en una órbita muy superior y yo jamás estaré a tu altura. 

Un día sin más tuve que rendirme y decir "adiós", aunque quería seguir intentándolo, pero me di de bruces con la realidad. Una hace ya suficientemente el ridículo cuando insiste un par de veces; yo no tengo forma de medir lo absurdo de mi manera de ser. Ese día se acabaron los "ojalá", las casualidades fingidas y la posibilidad de seguir intentando llegar a alguna parte. Yo quería seguir nadando pero no había agua para continuar. Poco a poco, cierto que no del todo, porque siempre he pensado que eres tanto, tan grande como persona, todo lo que yo habría querido ser, la persona con la que me habría gustado tanto compartir... Y tuve que cerrar con un "nunca" una historia pensada por una cría estúpida.

Pero una no crece ni cambia de un día para otro. Tampoco dije que te quisiera, era sólo que quería conocerte, porque me atraías, me encantabas, porque eres así... Eres un misterio, un enigma, un algo que ejerce tanto magnetismo sobre mí y que no podía dejar, ni deja, de hipnotizarme. Son tus ojos, tu sonrisa, tu forma de ser, lo que callas, la manera de envolver lo que dices cuando escribes... Un laberinto en el que quería perderme, que me confundía, que me atrapaba. Un tipo de locura distinta, perfecta para vivir, para sentirla, para soñarla despierta y morderla por las noches y algunas mañanas.


Una mañana, no hace más de dos meses, me desperté habiendo soñado contigo. Sigo sin entender por qué,  puesto que ni si quiera manteníamos el contacto. Estábamos juntos en medio de la nada, en un campo verde lleno de sol y con amigos. No sé qué era, qué sentí, pero te veía tranquilo, feliz, como si hubieras dejado atrás algo muy pesado. Supuse que era ella y me desperté justo cuando me dabas un beso en la frente. Justo en ese momento. Justo el día que hacía un año que no hablábamos. Supongo que mi subconsciente quería recordármelo para no dejar pasar el día. 


Hace a penas otro mes, otro lío de casualidades y mala suerte que todo lo enrollan y me confunden, lo que jamás me hubiera esperado que sucediera, pasó. Y claro, no pudo ser. Siempre llego tarde y pierdo las oportunidades. Sigo preguntándome por qué, aunque no haya una razón, y esa duda seguirá constante, por mucho que sepa que no la voy a resolver, por más que me niegue a preguntar. 
Te juro que se me saltaron las lágrimas de la decepción, de la rabia, por volver a desatar todo esto de nuevo. Siempre pienso que ojalá te hubiera conocido antes, aunque preferiría ser como soy ahora. El problema es que sigo siendo tan compleja, tan inestable e imposible que entonces no quiero que me conozcas, a pesar de que me encantaría darlo todo por tener una única oportunidad. 

No sé cómo explicarte. Una mañana sólo son tonterías y hay temporadas en las que me consume. Ahora mismo, me ahoga, me destruye. Odio verme reflejada, saber que nunca seré otra cosa más pequeña que ésta. Nunca podré verme entera, orgullosa, firme y poder acercarme y sonreírte. Entonces pienso en ella, en su luz, su alegría, su sencillez, su figura perfecta... Y sé que no podría hacerte feliz nunca; que la noche oscura y absurda, la locura nunca podría acompañar al sol. Sé que no puedo ser como ella, ni tampoco quiero, pero me gustaría ser alguien mejor de lo que soy, tanto física como psicológicamente.
No busco convencer ni convencerme. No sabría por dónde empezar pero los planes, ya ves..., se los tragan las circunstancias. Un yo diminuto frente al mundo no tiene nada que hacer. Así que de nuevo ha sido imposible, y estoy segura de que el miedo ni si quiera me habría dejado intentarlo. Habría huido, agachado la cabeza, me habría paralizado, qué sé yo. Habría pasado por tu lado lo más deprisa posible, aunque la verdad es que te busqué todos los días. 

Muchas horas me pregunto qué estarás haciendo, en qué punto cardinal estarás. Yo siempre rondo por el oeste, más al sur o por el norte, pero siempre al oeste. Y cuando paso por esas ciudades donde mi memoria aún te sitúa, imagino que estás cerca, qué haría si por casualidad te reconociera a cien pasos, dentro de un coche, cruzando la calle, sentado en un banco. 
Ni si quiera pretendo algo. Simplemente creo que es un juego que acabará cuando tú decidas. Yo seguiré jugando, seguramente hasta que otra gane la partida y se acabe todo. Un buen día encontrarás a alguien y espero que entonces seas realmente feliz, o que al menos lo intentes. Sólo te pido una cosa: nunca dejes de ser libre y tampoco te olvides de escribirlo.