miércoles, 18 de septiembre de 2013

Y no sé dónde empezar

Fuiste un sueño del que me enamoré, un simple reflejo que se hizo luz, rayo de sol, en algún momento. Fuiste un imposible desde antes de conocerte y un nunca que no quise ver. Fuiste la sonrisa que de alguna forma me liberó, aunque no como yo esperaba. Fuiste las alas que yo nunca tuve y siempre quise. Y fuiste tantas cosas, que tú mismo fuiste mi mayor ilusión. Fuiste tanto y tanto que realmente no alcancé a saber qué o quién eras, y tu poesía me mató, me confundió. Y sí, fuiste un enigma que me atrapó, que jamás desvelé y al que nunca le interesé; pero fuiste cuando yo no pude ser y cuando quise y pude, tú ya volabas muy alto, muy lejos, muy fuera de este mundo. Nadar en dos aguas tan distintas, en mares diferentes, fue como si de repente volvieras al Norte y yo me hubiera ahogado en un pozo sin fondo, fuera del campo magnético de la tierra. Y sigo intentando nadar, a ratos furiosa porque no soporto la idea de todo lo que ha tenido que pasar; a ratos contenta por haberme cruzado en tu vida; la mayor parte del tiempo deseando volver atrás, cerrar los ojos y no decir una palabra para no enamorarme de aquello que jamás se podrá apresar: la libertad, la felicidad, la ilusión. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario