lunes, 6 de agosto de 2012

One. Maybe two, but not three

"(...) En algún lugar, cerca o lejos de ti, y tú no sabes lo que está pasando. Nada de eso.

- ¿Se lo vas a decir?
- Sí, claro.
- ¿Cuándo?
- No lo sé, en cuanto pueda.


Y ella resopla. Odia tener que compartirlo, odia tener que ocultarse, odia tener que ser parte de una mentira. A ella le va lo verdadero, lo puro, lo real. Sabe que no es quien más sucio está jugando, con eso se da por satisfecha.
Él la mira, sabiendo lo que piensa, conociendo cada palabra e imagen que cruza su mente. Pero no importa otra cosa, la convencerá. Sabe dominarla, sabe decirle las palabras exactas, igual que a ti. 
La atrae hacia sí, la besa, la abraza, le promete y ella vuelve a sonreír, segura en esa nube de felicidad que descargará rayos sobre ti.


En algún lugar, exactamente tu habitación. Corres de un lado a otro, nerviosa, buscando algo aquí y allá, un poco más de colorete, un algo en los labios, uñas rojas que vuelan y van, y vuelven de lado a lado. Un vestido negro dibuja tu silueta, unos zapatos calzan tu madurez y la niña que sale por esa puerta, cree que así se hará una mujer.
No corras tanto, pequeña. Tu felicidad no está a la vuelta de esa esquina. Es como las dos partes de aquel libro que leíste: primero lo negativo, después, quizá, lo positivo. 


Y no importa que otros lo sepan, no importa la mentira que algún día acabarás por descubrir. Algo en tu interior te alarma, te pone sobre aviso. Sabes algo. Lo notas. La piel es la primera en saberlo. Y, sin embargo, no puedes dejar de intentarlo, de esmerarte, de querer gritarle a tu imagen que se vaya, que se transforme, así como ella es. No es parecerte, no es querer ser como, es querer ser TÚ, pero te equivocas. Yes, yes, you're mistaken, girl. (...)".

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