viernes, 27 de febrero de 2015

Oh,man! Wonder if he'll ever know he's in the best selling show

¿Por qué tendría que decir algo que no pienso? Y si lo pienso, ¿por qué tendría que decirlo? ¿Para exponerme a la crítica de la frialdad, la vanidad y la superficialidad? ¿Por qué tendría que mentir sobre algo que no quiero fingir? ¿Por qué disimular, hacer como que no soy así, sólo para que los demás no me digan "Cómo eres..."? 
Sí a mí no me sorprende, no me apena, no me destruye más, no me socava ya más noches. Ésta es mi realidad, donde sólo importa mi opinión y la de nadie más. Soy yo quien convive con mi conciencia 24h al día. Sé cómo soy, que puedo superar los límites de lo impredeciblemente absurdo, no al punto de coger un cuchillo y matar a alguien, ni hacer ese tipo de locuras, pero sí rayando la demencia de lo incontenible. Si me vuelvo maremágnum en un instante, no puedo sujetarme; y si se me derrama el cerebro tipo masa caliente y lloro, necesito cerrar los ojos y olvidarme de vivir. ¿A alguien le importa? Seamos sinceros: NO. 

No me sirven los papeles ni los papelones de cara al público. A veces no me importa lo más mínimo lo que piensen, para qué discutir. Cada uno verá y entenderá de mí lo que quiera, lo que pueda, y el 99% de las veces no casará con lo que yo quiera decir, lo que yo haya intentado expresar. Y cuando me importa y me desbordo, ¿qué? No hay nadie con quien pueda pasar el momento, simplemente se da la diferencia de opiniones, de estados ocupados. Así que, ¿por qué tendría que "venderme" y contentar a la gente con el mismo tipo de frases estúpidas (para mí) que ellos vierten sobre sí mismos? No me sale. No tengo necesidad de quedar bien. 

Tengo una vena, o quizá varias, que en muchas situaciones amenaza con estallarme si no le hago caso. Y hacerle caso es dejar paso a la incontinencia emocional. Me late furiosa y desesperada, me duele tantísimo que siempre creo que en ese momento me voy a desmayar. Y no puedo respirar, pero bueno, menos mal que siempre llevo pañuelos encima. Esas tormentas estúpidas, esa parte que nadie soporta de mí, ése no sé qué contra el que según todos tengo que hacer algo, soy yo misma. Lo que me parece absurdo es pedir, decir, molestarte en considerar una parte de mí junto a la que no sabes estar, que no soportas, y tener las santas narices de decirme que tengo que cambiar. No creo que merezca la pena. Me niego. Es mi problema, me como mi problema. ¿Tu problema? Cómetelo tú. 

Las autoridades morales están muertas hace siglos, porque nunca fueron reales. ¿Quién puede, en calidad de familiar o amigo, tener la desfachatez de venir a pedirte o a decirte algo, cuando lo más común es encontrarte con su ausencia o su espalda? Pues muchos. Así que sí, quien quiera diagnosticarme con problemas de autoestima, de autodestructiva, blablabla, que se ahorre el comentario. No lo niego, sé que no soy la única, pero no quiero escuchar a NADIE hablando de cosas que ALIMENTAN, para luego tener que cumplir yo con el papelón de absorbemocos. Para la risa nadie me llama, para la conversación nadie me tiene en cuenta. Entonces quiero que me dejen en paz con mi tontería y mi autodestrucción, como siempre, pero para siempre. 

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