lunes, 13 de abril de 2015

Telling Stories

Me hace gracia aquello de "la realidad supera a la ficción", ¿quién iba a decirlo? Claro que sí. Ojalá la vida fuera ficción en tantísimos aspectos, millones de veces. Qué fácil es eso de abrir la puerta y desaparecer, en un libro, en una película, en una serie. Sencillo y rápido. 
Es gracioso. Divertido. Te puede dar pena, te puedes alegrar de que tal personaje se vaya. Y te quedas ahí. Es ficción, nada más, tú la habrías elaborado de otra manera. 

Y luego hay quien te aconseja, esperando que sigas su guía maestra y espera sentado a que le tomes la palabra al pie de la letra. Normalmente este tipo de gente pecan de ingenuos, son aquellos que te sueltan ese "la realidad supera a la ficción". ¿Por qué? Porque no calculan, no miden las consecuencias que conlleva abrir una puerta y desaparecer, no son conscientes de la dificultad, o la omiten sin más, porque NO ES SU PROBLEMA. 

La ficción siempre será mejor. Cualquier excusa, salida, respuesta, etc., vale como solución, para cerrar página y no tener que enfrentarse a nada, no dar explicaciones, no rendir cuentas a nadie. Es sólo cosa del guionista, del escritor, del director/lo que sea. Pero en la vida real cagarla tiene un alto precio. 
¡Quién fuera ficción y pegar el portazo de su vida! 

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