domingo, 22 de marzo de 2015

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Desde luego, cada día estoy más convencida de que hay gente que hace fuerza por hacerte sentir mal, que sobras hasta en el mapa. Ya me gustaría poder decir: "Esta boca es mía" y marcharme, muy lejos, muy lejos. No tener que depender de nadie, no tener que volver a estar aquí, ni tener que estudiar esta grandísima mierda. 
No sé qué le pasa a la gente que no pilla las indirectas. La gente que se le llena la boca diciendo que no, que tienes que comprender, que no puedes hablar. Ya. Para dar lecciones todos somos muy acordes, para putear ya ni te cuento. 
A veces me gustaría saber en qué momento me dieron doble o triple dosis diaria de gilipollez cuando era feto o después. Simplemente para cogerme y darme dos hostias al grito de "¡ESPABILA!", y ser de verdad la perra mala egoísta y egocéntrica que debería de ser. 

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