lunes, 19 de enero de 2015

It's fine.

Quizá la locura a veces no esté tan mal. Tal vez te dé un impulso y necesites seguirlo. ¿Cómo decirlo? Una mezcla entre frío, dolor, prisa, calor, más dolor, más prisa. Opresión. Y volver a llorar porque estaba decidida a hacerlo. Porque detrás del "¿para qué?", ahora sí había una respuesta. La había desde hace mucho tiempo. ¿Y por qué no? Porque pensé que era mejor no arrepentirse pronto, al día siguiente. Que quizá sólo fueran las malas horas, el agobio. Ahora pienso que tal vez me arrepentiría, pero también pienso que lo haré. Llegará un momento en que lo haga y como ni si quiera tendré una pregunta, un síntoma de interés, entonces estará bien haberlo hecho. Tarde, pero bien hecho. 

Últimamente me atacan viejas ideas para las que siempre he tenido la misma respuesta. ¿Diferencia? Que ya no tengo 14, ni 16, ni si quiera 20 años. He intentado pensar que es así y punto. A lo mejor tengo que empezar a cerrar puertas. Y no me importa demasiado de qué manera. ¿A alguien le va a importar? Ni si quiera eso me afecta ahora mismo. 

Lo único que se me ocurre es que me he cansado de ser idiota. De ser la idiota una y mil veces más. ¿Por qué los demás siempre están arriba y yo abajo? Este odio proyectado. Estas estúpidas justificaciones que a nadie le interesa escuchar, que nadie quiere oír porque no es lo que quieren oír. Vale, están cansados. Vale, no es su problema, ni su vida, ni su salud mental. Solamente eres ese pedazo de carne que necesita llevarles la contraria. Un ser absurdo y estúpido que necesita ponerse en ridículo, hoy, mañana, pasado. Una persona con la que no se puede hablar, que no razona, que no sabe, que no... Y así indefinidamente. 

Ok. Entonces ayer se me ocurrió que era lo mejor que podía hacer. Ese plan absurdo del que siempre me habría gustado participar. Pero una persona que rompe constantemente vajillas no es precisamente algo que no se eche de menos, ¿no? Quiero decir, cuando el ruido para y para por mucho tiempo, es algo que descuadra, ¿o no? 
Ojalá las situaciones, sin más, tuviera una puerta de atrás. Y como dijo el Imbécil una vez: Huir huyendo.

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