jueves, 12 de noviembre de 2015

So "Give me novocaine"

Tirar la piedra y abrirle la cabeza sin importarme a quién. Decidir al aire. Cagarla. Sudármela brutalmente, como decía. Y no, no lo he podido evitar. No he podido evitar hacer lo que me diese la real y bendita gana, porque se me ha adormecido tantísimo mi única media neurona en este tiempo, que es que me da igual. 

Nunca he querido que pasara el tiempo, por miedo, por más miedo. Y aunque siga teniendo miedo, ahora quiero que pase, y que pase lo que tenga que pasar (dentro de unos límites, claro, que ya soy grandecita para que se me vaya la neura del todo). 
Pero dejando que se me vaya un poco la neura, lanzarme al vacío en medio del momento y decir: "Hostia, piensa, piensa, ¿cómo la vas a hacer?" y las palabras "N I   P U T A  I D E A" grabadas a fuego detrás de mi retina. Sólo pensé "Dentro de un rato estaré en casa, durmiendo". Sí, durmiendo. 

Y en realidad estaba dormida, completamente empanadísima, haciendo el gilipollas, nerviosa, pasándolo mal, pero en ese trance extraño que me entra a veces como si yo fuera otra persona. No sé qué trastorno de la personalidad será. Se me iba la cabeza a otra parte. Recordar me era imposible. Como esa voz de fondo que te llama por las mañanas cuando eres pequeña para que te levantes, y no haces ni caso. 

Claro que me siento culpable por ser tan soberanamente gilipollas, pero otra parte de mí reniega tanto, tantísimo de este inmenso rollo inacabable, que necesito salirme por el derrotero que sea. Censura interior, sí. Si fuera otra cosa... 

Pero no voy a hacerme la loca, la artista guay, el movimiento talentoso que está despertándose ahora mismo en todas partes en plan "yo también sé hacer algo", y soltar la típica frase de "Improvisar". ¿Cómo se improvisa la vida? Atotototo. En fin, lo único que se me ocurre es que me paso las circunstancias por el arco del triunfo. No tengo por qué estar a merced, contra las cuerdas, de algo que me pudre y me lleva años pudriendo. 

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