miércoles, 18 de enero de 2012


"El movimiento de la guitarra comienza en las uñas de mis pies y se extiende a lo largo y ancho de mi cuerpo, como si una gran serpiente fuese envolviéndome, enroscándose en mí, al ritmo de la música. Siento cada nota en la piel levantándome el vello por todo el cuerpo. Siento que ese sonido único arrastra todo lo que hay en mí y va ascendiendo, hasta llegar a mi cabeza. Siento que tengo que cerrar los ojos para evitar el mareo, y si estoy andando tengo que parar para no caer al suelo. Para no morirme en un segundo de irracionalidad, de tremenda irracionalidad cruzada con delirios de un ángel. Y también tengo que apretar las manos, agarrar algo, sentir que el suelo aún está firme bajo mis pies, para no sentir que salgo volando y que no miraré hacia abajo cuando esté allí arriba. Porque me hace volar, porque sabe hacerme volar. Es como cuando estás tan borrach@ que todo te da vueltas y pierdes el equilibrio una y otra vez, o cuando simplemente estás experimentando ese "mareo" de un par de chupitos, o cuando sientes que te caes en mitad de un sueño. Es una sensación sobrecogedora, que empieza abajo, asciende y se pierde en el pecho, antes de llegar a la cabeza y devolverte a la realidad de golpe y porrazo.
Y llega un momento mágico en mitad de esa rayadura de alma bendita, cuando el sonido constante se interrumpe en mitad del pecho y el desgarro de su voz traza una linea difusa pero real entre esta dimensión y la otra en la que yo estoy, y su voz, de un golpe, es capaz de arrancarme toda la mierda que he estado pensando, rumiando, deseando quitarme de encima...
Cuando sientes que te vibra el cuerpo, que estás en otro lado, y de momento estás de nuevo aquí...Es...como un orgasmo. Muy breve, pero profundamente intenso."



http://www.youtube.com/watch?v=qv96yJYhk3M&ob=av2e

No hay comentarios:

Publicar un comentario