martes, 3 de julio de 2012

Hola, Luna

Buenos días casi... O eso espero.
Ya ha llegado Julio y yo no me he dado cuenta. A ver cuánto tiempo falta para pelearnos... ¡En fin! 
Pero quiero hablar de alguien que, como la protagonista del libro que yace abierto boca abajo en mi cama, se encuentra en una ciudad a muchos kilómetros de aquí. "Lluvias de verano", de Carlos Puerto. Por supuesto, cero identificación personal con la protagonista y el novio pijo que se echa.
En realidad no puedo hablar de ella, porque no la conozco, pero, seguramente hubo un tiempo en que sintió exactamente lo que yo sentía hasta hace unos meses. De manera diferente, por supuesto, porque si yo no supiera de su existencia sabría Dios qué seguiría sintiendo.


Hace meses, muuuuchos meses, que no se cruzan. Y es terrible. Gracias a ella se cortó ese camino que yo quería seguir. Ni para bien ni para mal, sino para "unnuncahubierasidoposible", porque nunca hubo ni tan si quiera un "tal vez". No me alegro, por supuesto, pero es cuestión de tiempo, de casualidades y de historias que desconozco. 


En su día lo miraría y diría: "Bah, no es para tanto". Cuando empezaron a hablar, seguro que dijo: "Pues tiene su puntito..." y a las pocas semanas me apuesto lo que sea a que estaba babeando. Porque tiene una sonrisa inigualable, no es que sea bonita, es que es natural y sencilla, belleza griega podríamos decir. Y luego tiene esos ojos, que él no sabe que me he fijado, pero los tiene también verdes. ¡Ay, señor, que siempre acabo tropezando entre el marrón y el verde! Luego su postura, sus gestos, su... Yo qué sé. Sólo sé que se me ponía la carne de gallina, que me entraba frío y calor, y que si me habla se me pone el corazón a mil por hora, aunque sea para decirme una tontería.


Pero ella habrá visto otras cosas. Habrá visto esa mirada de ilusión, esas ganas de abrazarla y no soltarla jamás, y se habrá dado cuenta de que de vez en cuando él la necesita y la busca. Aunque yo no sepa si la encuentra, seguramente ella está ahí para él. Y de alguna forma intuyo que no renuncia a su vida por estar a su lado, porque no puede, porque algo interior se lo impide, aunque bueno... Supongo que el tiempo y los billetes de avión a veces no se llevan muy bien.


Esta noche, con esa luz blanca, blanca, blanca, y su color azul marino, es la misma que ella habrá podido contemplar, según qué hora. Ahora mismo ya no, porque seguro que tiene un rainy day o maybe a wonderful sun entrando por la ventana de su habitación. Si es que está despierta, aunque según mi experiencia yo ya estaría despierta con ese solaco. 


¿Y por qué hablo de ella si no la conozco? Sin más. No es nadie especial para mí, pero sí para él. Ni pincho ni corto, ni pinto nada en sus vidas, simplemente me alegro de haber sabido que está ella, que es ella, que es evidente, y de no ser una triste mariposa que anda a la caza de la flor. Ay, no... No me gusta ser una zorra. Y me sirve para darme cuenta de que no soy el tipo de persona que él busca, porque es verla, con esa sonrisa, esa carita de alegría y... 
Muchas veces he deseado ser otra persona, todos los días de mi vida, seguramente. Pero jamás, jamás he vacilado al pensar "No, ésta eres tú y se acabó". Nada de copiar, nada de imitar pretendiendo ser así o asá. Es algo que no soporto. Como dijo mi sabio querido (profesor de universidad): Copia aquello que te haga mejor, imita los buenos comportamientos, ten ídolos, pero también esencia.
Está claro que al cabo de los años las personas, por mucho que cambien, mantienen algo dentro de sí mismas que han llevado siempre. Aunque sea tan sólo una sensación que vuelve cada X tiempo a sus vidas.


¿Qué puedo decir? Que es maravillosa, que es alegre, que es guapísima, que es estupenda, que seguramente es una persona que me encantaría conocer y que entonces no querría perder jamás. Pero no la conoceré en mi vida y no quiero, no quiero que se dé cuenta de que estoy loca de remate, que pienso en ella sin conocerla, que envidio su suerte, porque para mí es una suerte. Y es que no todos los días una se encuentra con personas que encarnan realmente sus sueños, aunque representen ellos mismos problemas y tengan más de un imposible en ese camino que deberían poder entrelazar.
Hace mucho que sé que éste es el mío, el mismo folio birrioso, arrugado, sucio y desordenado que intento adecentar para seguir dibujando en él, pero es mío, y no lo puedo cambiar a mi antojo, por muchas mentiras que me contaran de pequeña.

1 comentario: