viernes, 15 de febrero de 2013

Island on the sun

Toda la vida gira ahí fuera, pero ella ríe feliz en su columpio dorado. Y tiene la magia en la mirada, la felicidad en la sonrisa, mientras el blanco de su vestido parecen las alas de una mariposa. Tierna felicidad ésa que brilla y refleja, allá donde la luz del sol no se pone nunca, donde la sombra aparece sólo en el cobijo de los árboles, donde ella es el ombligo del mundo y él rota al ritmo de un tiovivo.
Alguna vez, cuando la risa calla y el silencio inunda el columpio, cuando en algún lugar de su pensamiento asoma alguna que otra duda, ella se pregunta, se ensimisma, se desnuda. Y mira más allá del cristal que separa su jaula de oro. ¿Qué hay ahí afuera? ¿Qué vida será esa otra? ¿Qué es el tiempo? Pero cierra los ojos y no deja que la envidia la traspase. Hace mucho tiempo que dejó de sentir aquello. Quizá no cambió vida por vida, quizá vive hueca y vacía.
A lo mejor rompió su camino, a lo mejor perdió el control de todo. Sí, por eso está aquí, para tener el control. Y cuando siente frío de nuevo, vuelve a vestirse con la sonrisa y sube a su columpio. 
Y es que qué importa lo que pase detrás de ese cristal, si ella tiene todo cuanto puede desear, tiene todo lo que quiso conseguir. La magia y la suerte están de su lado, la poesía le da la mano, la belleza la hace casi incorruptible, pero sus ojos ya han visto esa grieta que ha aparecido en la cúpula de su mundo dorado.

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