domingo, 17 de febrero de 2013

Where the Hell are you when I'm tired of needing you?

Y me das la espalda día y noche. Te busco en cada esquina, en cada amanecer, en cada noche, en cada piedra, en cada error. Cuando creo divisarte nuevamente te disipas. Nunca me convences pero siempre me ganas antes de empezar la partida. Y no sé por qué quieres que juegue si al final ni si quiera hay un triste empate. Supongo que el problema es seguir creyendo en la posibilidad, por mucho que intente matarla.
Ahí te vas, en esa y en aquella otra cara. A veces espero que en el peor momento aparezcas y me rescates, como cuando era más pequeña. Antes era más fácil confundir los términos pero ahora ya ni si quiera soy capaz de hacerlo. Dime, ¿sabes cuánto he perdido? Prácticamente todo cuanto un día pude poseer. Ya sabes a qué me refiero, y me da exactamente lo mismo cuando alguien me suelta "porque tú no quieres...".
Jajajajaja. Más quisiera yo... Y no es tan fácil, ni tan difícil, simplemente no ocurrirá. Jamás ha ocurrido. Nunca te he conocido y nunca te conoceré. 
Si por citar y quedar bien, por una vez, no me hago daño ni hago el ridículo diré aquello de Nietzsche: "todo lo que es profundo ama la máscara", y estoy harta de repetirme aquello de "no importarán las formas, ni la piel que te pongas", pero sé que los versos siguientes no son reales, que nunca lo fueron. A veces te siento como un suspiro helado en el cuello y nuevamente desapareces. Sí, podrás tener muchas formas, aparecer y desaparecer de tantas otras, pero eso no me importa. Me importa que me pase a mí, que me rompas, que me desgarres, que me envuelvas, que me encantes. Eso es lo que quiero. Más de una vez te he dicho que no me importa que no suceda nada, la felicidad hace mucho que desapareció y la olvidé. Lo único que quiero es sentirme viva, sentir que me devuelves esa parte y ya está. No quiero morirme sin conocerte, por muchos años que falten. 

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