martes, 18 de febrero de 2014

Howling on the yellow moon

Cuando la noche llega, el silencio inunda los rincones más oscuros y la luna aúlla vagamente, y es un sonido lejano que nace en lo más profundo de uno mismo. El insomnio te lleva a un dolor de cuello mortífero y el frío levanta el vello de todo tu cuerpo. Haces un gesto como de querer recordar aquello en lo que estabas pensando, y hay en tus oídos un murmullo, un eco que se va alejando poco a poco. ¿Qué era eso? Eran voces de otro tiempo. Una conversación a medias, una canción que a penas ha durado, una imagen borrosa, unos ojos oscuros y penetrantes. Qué absurdo cuadro se va formando en la comisura de tus labios, al final de tus pestañas, en la punta de tu nariz.
No hay libros que recojan experiencia similar alguna que puedas tomar como ejemplo. No hay guía ni brújula, ni estrella que puedas seguir, aunque sea a escondidas. Y te debates entre dormir o seguir retando al sueño, entre despertar o volver a soñar un día de éstos. Porque esa palabra preciosa, maravillosa, divina... es la que más retumba en tu interior cuando apagas la luz. Sueños. ¿Sueños? 
Un día creíste que era cuestión de crecer y de que pasara el tiempo, de dejar que sucedieran las cosas y ellas solas te pondrían en el camino. Un día descubriste que el viento no siempre sopla a nuestro favor, y aunque la vela ya no tenía llama, no te importó. Y ni si quiera podrías hablar de fe ciega, pero caminabas en busca de algo, siempre a la espera. Eso aún no ha desaparecido pero, ¿y los motivos? Ya no queda ni uno si quiera. Entonces la duda quiere adentrarse entre las brumas y regresar cargada de oros y tesoros varios. Cualquier cosa, lo que sea, con tal de emprender una lucha. ¿Por qué no se rinde?
Pero ya hace mucho tiempo que la luna ya no aúlla vagamente y que no es un sonido lejano que nace profundamente en uno. Ya no brilla igual que antes ni significa lo que entonces era un universo. Quizá sea cuestión de invertir los términos pero no hay fuerza para hacerlo. Quizá algún día pase una estrella y sea el momento de creer en la fugacidad y de sentirla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario