sábado, 26 de mayo de 2012

Cucucú

Cuando se rompe el misterio, la magia, el momento. Cuando te coge de sorpresa la cosa más pequeña. Tropezar siempre con las mismas piedras, con la esperanza y la promesa de un "No volveré a hacerlo", que se pierde en el tiempo, como si cada vez fuera la primera. El enigma de cada curva, de cada mañana, de cada luna, que te alcanza, te sobrecoge y finalmente se aleja. La metáfora de flores que se marchitan, días fumados y consumidos sin que te des cuenta.
Nunca veo el vaso medio lleno, y las agujas de un reloj me suenan muy lejos si marcan menos 25, en lugar de y media. Las noches son más cortas y bonitas que los eternos días soleados de verano. Correr, correr y correr para que las oportunidades se marchen por donde vinieron y ya no encontrar refugio entre las sábanas arrugadas.
Saber que un recuerdo tiene fecha de caducidad, ya sea o no un beso, el último, ninguno de verdad. En realidad no importa, si se trata de seguir caminando, tropezando, perdiendo el norte. A veces me pregunto si alguna vez lo tuve. Me encantan las tormentas pero llega un momento en que te cansas de ellas.
Odio que me roben el sol, que me roben la sonrisa y que sean las cosas más pequeñas y sencillas las que me ganen todas las partidas. Que no me importa calarme hasta los huesos, congelarme en cualquier esquina, que la verdad me derribe pero me mata que me vendan mentiras.

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