jueves, 10 de octubre de 2013

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"(...) Pero si me imagino pensando en otra persona, me vuelvo loca y digo que no, que no quiero, que quiero que seas tú. Sólo tú. (...)".

Y llegó el día en que no pienso en otra persona y que dejé de pensar en ti de esa forma; que ya no me vuelve loca la idea de que no seas tú y tampoco me mata que no lo seas. También he dejado de querer que fueras, puesto que ahora veo que fui tan tonta que no ni era normal, ni tiene nombre. No me hace gracia admitirlo pero es lo que siempre supe que pasaría. No me cuesta agachar la cabeza, ni llevarlo conmigo; sólo odio no ser capaz, no tener la oportunidad de pensar en otra cosa, en algo nuevo.

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