domingo, 20 de octubre de 2013

A soul in tension

Desnudarse. Desnudarse de manera que caiga la ropa, las gafas, los pendientes, los collares, anillos, pulseras... Todo. Y que caigan también las sensaciones que te provoca el pelo cuando te roza, el frío o el calor cuando te erizan el vello o te pide aire fresco. No sentir el propio tacto, la lengua en la boca, los ojos cerrados, el corazón latiendo, el pecho subiendo y bajando. Desnudarse de sonidos, de colores, de metáforas, de ilusiones. Fuera historias que te llenen, que te presionen, que ahoguen. Fuera todo conocimiento, no saber si estás de pie o en la posición más cómoda del mundo, ni si es placer o es el dolor más grande que jamás se pueda soportar. No sentir en absoluto, no tener certeza alguna de éste u otro estado. ¿Para qué? Suspensión de todos los sentidos, del tiempo, del espacio, de todo lo que existe. Ése es el mejor lugar.

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