miércoles, 9 de enero de 2013

Si tan sólo...

Y voy a cerrar los ojos, y voy a contar hasta diez, y no voy a mirar mis pasos para encajar de nuevo en mis huellas. Ahora no necesito vendas que caigan por su propio peso, no necesito quitar más velos nubosos que enreden mi pelo. Voy a respirar hondo, muy hondo, y a quedarme muy quieta, a preparar, a sentir, a acoger en cada milímetro de mi piel la máxima sensación. Sólo quiero tacto, puro tacto, caricia leve, roce de pluma.
Tu sonrisa clavada en mi memoria, el sol acariciando mis mejillas, y sentir que todo está bien, tan bien... así, sí, primavera. Y Mayo volverá a ser una cumbre dorada, y no me importa que el palacio de otros sueños esté destruido, porque lo que verdaderamente me importa del mundo azul es que nunca estuvo vacío. ¿Y sabes cuál fue su mayor mérito? Que ha resistido, que seguirá existiendo.

Una parte de mí se cierra para siempre. Por mis dedos ha resbalado algo que nunca jamás recuperaré. Hay un reloj invisible que da cuerda a cada uno de mis movimientos y ya no cronometrará ni uno más de aquellos. ¿Pena? Toda y ninguna. No miro con ojos de halcón cada momento pasado, pero tampoco calculo con mirada de buitre restos irrecuperables. Ahora mismo sopla un aire diferente, y es algo que flota, un aroma, un algo distinto e indescriptible.
Si supiera que es el momento, que tendría que irme a algún otro lado, lo haría. Estoy alejándome por una orilla al atardecer, pero voy con los ojos cerrados y no veo nada, sólo siento la luz tras los párpados. No sé explicarlo. Sólo sé que siento, tampoco presto demasiada atención al agua que me moja, a la brisa que sopla o al ruido de las olas. No necesito mirar al cielo para saber que está ahí, que es azul a un lado y amarillo anaranjado al otro. Tengo la certeza de que el sol está conmigo y me hace cosquillas también en los labios. Y sonrío...

Más adelante, quizá, quizá un poco más allá, en este mismo camino, un día encuentre a alguien. A ti. Y no sabría cómo explicártelo, qué palabras usar... No puedo jurar que tengo la verdad en mis manos pero es algo que dice que sí, que me anima a que siga y que espera que algo suceda. Como si las semillas supieran que antes o después crecerán y acabarán por florecer. Y me muero por decir alguna vez "¡Por fin!, he esperado tanto y tanto...". Porque creo que es maravilloso poder sentirlo, poder creer que algún día las cosas resbalarán en ti, que nada llegará a tocarte porque se desvanecerá en el aire y por una vez, sólo y por primera y única vez, no van a ser tus sueños los que se vayan por el desagüe de la ducha. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario