martes, 2 de julio de 2013

"Lies the seed" (Maya)

(Un día de Abril, mesa de siempre, café... ¿caliente? Tiempo revuelto, humor de perros).

Febrero me sigue pareciendo una tarde dorada en la que mar engulló al Sol. La Luna estaba a medias y no es mi cómplice si no está llena. Hoy, ahora mismo, 40 ó 50 cafés helados, ardientes, vertidos, empalagosos, horribles, después, ocho lunas, 60 días, minuto arriba, hora abajo, segundo centrado... Hay distancias imposibles de medir que no borran tu huella de mi recuerdo. Y para qué, me pregunto. Afuera llueve, y es un día muy diferente a aquel. Para empezar, no hace ya tanto frío aunque las nubes insistan en mentir y decir lo contrario; pero sí, el mar se tragó al Sol. Y yo te echo de menos. Te echo de menos aquí conmigo, con tus ojos atravesándome y tu sonrisa sólo para mí, mía. Sólo mía.

Pero fuiste un sueño; sigues siendo un sueño. Ahora me arrepiento tanto de no haberte conocido antes... A veces pienso que fuiste como una canción, la canción que yo necesitaba y para cuando quise aliviarme, tú..., yo... 

Reconozco que he perdido el norte. Que estoy terriblemente confusa. Que no me entiendo. Que no soy yo. Que no sé qué es esto. Que ni si quiera te conozco. Que ya no tendré nunca más la oportunidad de hacerlo. Que quisiera volver atrás y no encontrarme contigo. Que quisiera volver atrás e intentarlo desde el principio. Que soy un desastre y que la suerte ya no me acompaña. Ya no.

¿Sabes cómo me siento? Devastada. Sí, ésa es la palabra. Las personas pueden llegar a ser como las canciones: muchas son similares, se parecen entre sí, tienen ritmos semejantes, palabras parecidas, la misma forma de clavarse en ti; pero siempre hay alguna diferente, única, especial, tuya. Y fuiste tan grande sin yo saberlo, que cuando quise abrazar esa ilusión encantada, se cayó y se rompió a mis pies. Así que no, no puedo, no quiero y no voy a aceptar otra canción, alguien que se te parezca, alguien que no seas TÚ. 

No importa si no me quieres, si no eres para mí, si soy mejor o peor que ella. No voy a olvidarte; sencillamente no puedo. Por eso digo que estoy devastada, porque has sido como un tornado, rápido y arrollador, y yo no supe seguirte el ritmo y perdí tu rumbo. 

No sé por qué te escribo algo que nunca voy a decirte. Supongo que porque nunca te lo diré. No quiero volver a cruzar una palabra contigo, aunque me muera de rabia, aunque me ahoguen mis propias ganas. Es increíble que en un instante sienta tanta rabia y a la vez, tantas ganas de verte, de besarte, de estar contigo y dejar que, como tú dijiste, que alguien me cuide la sonrisa. Pero no... Yo no era suficiente, no era fuerte y tú lo sabías. Lo supiste desde el primer momento, pero no entiendo por qué me seguiste el juego. 

Sí, es cierto. Soy débil, muy débil, por eso no he ganado aún este pulso contra ese monstruo vacío que me has dejado en la silla de enfrente. Sí, soy frágil, muy frágil, por eso quería protegerme de ti, para no enamorarme, para no equivocarme, para no tener que caerme y empezar de cero. Sí, quizá quise avanzar pensando demasiado, demasiado mal y demasiado rápido; y quizá ésa no era la manera de saltar a la siguiente casilla, y por eso el tablero me devolvió al punto de partida. 

Me siento tan tonta por haber caído... Siempre pienso que soy la idiota que se pone la zancadilla a sí misma, una y otra vez. Siempre me juro que la próxima vez... Que nunca me volverá a pasar, y luego algo me atrapa, y todo es distinto y diferente a la última vez que algo sucedió. Me hundo en la cama pensando "Dios, oh, Dios, por qué... ¿Por qué?" y sigo así hasta que pierdo la noción del tiempo. Es un vacío que no consigo ubicar, que no sé cómo sobrellevar. Pero sí... Es primavera, y por narices las flores salen, pero yo me he guardado las semillas en el bolsillo, para no echar raíces en la persona equivocada, otra vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario