Ésta habla de decir adiós, de abrir la mano y soltar al tembloroso pájaro que se cree listo para echar a volar. Se te rompe el alma, pero la libertad de alguien a quien dices querer es más importante que lo que puedas sentir tú. Y sabes que no será fácil, ves todo los baches que tendrá que superar, pero por mucho que ames a alguien, no puedes convertirte en su ángel de la guarda a cada paso que dé.
Y quizá así esté mejor, salir al mundo desarmados, vestidos sólo con una sonrisa y hacer, poco a poco, corteza firme y gruesa de la carne desnuda. Pero no todo el mundo pierde la fragilidad. No puede ser posible que error y aprendizaje vayan eternamente de la mano. Meter la pata es lo más fácil; estar entero y seguir rodando, sonreír, eso es lo más duro.
Parece que el mundo no está hecho para las buenas intenciones, para el más leve gesto de amabilidad o para detenerse a pensar. Por eso tenemos miedos y tememos por lo que pueda pasarle a quienes tenemos más cerca. Ojalá fuera tan fácil como prender una llama e iluminar sus ideas. Y sí, quizá sea mejor salir solos y desnudos al mundo, esperando reaccionar lo mejor posible ante lo que venga.
Al final, el pajarito tembloroso tendrá que alzarse y mantenerse en el aire, pero también caerá, aunque tenga mucha experiencia. Pero, ¿qué es cada momento al fin y al cabo? Parte de tu vida, para bien y para mal, algo que no podrás borrar. Y aunque cueste y te arranque la mitad de tu ser, no podemos cortar las alas de quien quiere irse. A lo sumo, recortarlas y hacerle daño.
Y quizá así esté mejor, salir al mundo desarmados, vestidos sólo con una sonrisa y hacer, poco a poco, corteza firme y gruesa de la carne desnuda. Pero no todo el mundo pierde la fragilidad. No puede ser posible que error y aprendizaje vayan eternamente de la mano. Meter la pata es lo más fácil; estar entero y seguir rodando, sonreír, eso es lo más duro.
Parece que el mundo no está hecho para las buenas intenciones, para el más leve gesto de amabilidad o para detenerse a pensar. Por eso tenemos miedos y tememos por lo que pueda pasarle a quienes tenemos más cerca. Ojalá fuera tan fácil como prender una llama e iluminar sus ideas. Y sí, quizá sea mejor salir solos y desnudos al mundo, esperando reaccionar lo mejor posible ante lo que venga.
Al final, el pajarito tembloroso tendrá que alzarse y mantenerse en el aire, pero también caerá, aunque tenga mucha experiencia. Pero, ¿qué es cada momento al fin y al cabo? Parte de tu vida, para bien y para mal, algo que no podrás borrar. Y aunque cueste y te arranque la mitad de tu ser, no podemos cortar las alas de quien quiere irse. A lo sumo, recortarlas y hacerle daño.
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