martes, 12 de marzo de 2013

Ayer imposible, Hoy no y Mañana jamás.

Se despertó llorando y soñó que él no volvía. Yo me acostaré así pero no soñaré contigo. De todas formas sé que no volverás, sólo pienso en ti 24 horas al día para machacarme, porque no puedo olvidarte y porque es imposible que alguna vez pudiera ser real. 
Tampoco es que sepa cómo o cuándo te fuiste, pero hace mucho que no estás en mi vida. Y sigo pensando que fuiste una simple ilusión, como un reflejo que te ciega cuando un rayo rebota contra un cristal. Qué sé yo.
Ella no llegó a tiempo y yo me pasé de lista. Quizá era una despedida, yo asesiné todas mis posibilidades. Al final lloramos las dos ese líquido salado, a moco tendido, siendo estúpidas, preguntándonos por qué el destino nos dice No. Y supimos que los sueños se morían, más bien los suyos, porque los míos siguen navegando por no sé qué esferas de la irracionalidad que no alcanzo a vencer.

Ella lo siente en ese beso que no fue, en su ausencia, en los escombros de un amor que se murió de pena, en el olvido, en el recuerdo, en cada parte, en todo el cuerpo. Yo te busco en algún rincón de palabras olvidadas por ti, que guardaba a modo de secreto, con un significado especial, pero mira... El tiempo las ha borrado. Algún día tendré un pequeño lapsus y las recordaré. La palabra es flashback, pero da lo mismo el término exacto.
A ella no le importa de qué forma, cómo, cuándo y dónde, sólo sabe que está con ella. Más lejos, más cerca, la distancia no mata aquello que no puede tocar. Una conexión fuera de espacio y tiempo, algo que sólo reside en ellos. Y algún día le olvidará y con eso arreglará su mutilado sentimiento, por mucho que recuerde a otra persona, el recuerdo dejará de hacerle daño. 
Lo cierto es que yo ya le tenía fecha puesta a nuestro encuentro, lugar, momento... Todo. Bueno, en realidad aún no lo sé, pero me lo imagino. Me preocupa la forma porque me gustaría estar presentable. El cuándo y el dónde ya lo sabes, los conoces como la palma de tu mano. El nombre que te nombra... Sabes que me encanta, y poder llamarte tranquilamente, en total confianza sería un sueño hecho realidad.  Pero si me imagino pensando en otra persona, me vuelvo loca y digo que no, que no quiero, que quiero que seas tú. Sólo tú. 

Ella al final encuentra la felicidad, así acaba el cuento. No digo que sea eterna, claro, porque no lo sé, pero es de suponer que algún día acaba el "para siempre" o "por siempre jamás" que come o cena perdices. Y yo sé que en un mundo ideal sí podría encontrarla contigo, pero hablando de princesas, nunca me vi como una de ellas. Jamás lo fui ni me sentí semejante cosa. Mi preferida era la Bella Durmiente, y supongo que le cogí mucho gusto al papel de dormir la vida. No vayas a creer que te considero el príncipe, ni que yo me identifique en el término "hija de rey". No. Yo siempre he sido más tirando a patosa, a lenta, a perdida, en su día Apologies, Leiden o como quieras llamarla. Pero claro, soñar es gratis y nací con la esperanza cosida a las venas. 

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