jueves, 21 de marzo de 2013

Maybe... in May may be

Algunas veces lo hago sin pensarlo, ni poco ni demasiado, pero necesito darle vueltas a una canción, una y otra vez, porque nunca es suficiente. Y cuando más sencilla es, más me atrapa, más consigue inundarme los sentidos, porque ya lo dice todo por sí sola. Es en ese momento en el que sobran las palabras y sólo quieres sentir que expresa lo que no sabes cómo sacar.
¿Y sabes qué es muy difícil? Leerla al revés y que, aún así, siga teniendo sentido. Porque es clara, sencilla y directa, pero única, misteriosa y sumamente perfecta, precisa, maravillosa. 
Es fácil, más fácil, contactar con la poesía cuando se hace canción, cuando la música te ayuda a imaginar, a intentar comprender lo que realmente quiere decir. Pero no es recta y fría, de una sola interpretación. Es un pájaro libre que a cada uno le dice y le sugiere una cosa distinta.

Hubo un tiempo en que me abracé a ella y no podía soltarla. Era mi salvavidas, mi única forma de aflojar los nudos. Al final dejó de ser para mí y ya no sabía nadar con ella, sino que me ahogué a su lado. Me hundían los versos masivos que me atacaban y lloraba de rabia por no saber, por no poder ponerlos en orden. Y la solté, se fue con la corriente y la odié. Pero entonces llegaste tú, hace un par de años y me enamoró su forma, su misterio seductor que nunca he logrado saber de dónde procede. 
He querido volver a enamorarme de ella a través de ti, pero no sé leerte, no sé reconocerte. Me pierdo en absurdas divagaciones, en suposiciones sin base y me quedo atrapada entre dos corrientes: la que me lleva a la realidad y la débil, la débil idea de que la fantasía sea cierta. Pero sé de sobra quién es la persona a quien cada verso va dirigido, y en cada uno de ellos hay un código que sólo vosotros dos conocéis. 

A veces se me ocurre alguna cosa, pero rápidamente desaparece; vuelve otra idea y nunca dejo de dar vueltas en círculo. Pero hay un momento en que el mundo, las circunstancias o la imaginación, nos hacen creer que todas esas piezas sin sentido que vamos coleccionando, por fin encajan y forman un puzle, un pequeño puzle que sí se nos hace comprensible. 
Y no, no me olvido de aquello que siempre supe y creí, lo que antes de conocerte ya confirmé: es sugerencia (o suggestion), símbolo, interpretación. Es misterio, sueño, algo místico y diferente para cada uno. Es como mirar dentro de un caleidoscopio: cada figura será y es diferente para cada ojo, en cada movimiento. Entonces me permito creer que sí, que puede que te entienda, pero no a través de la palabra o el gesto. 

Y en esta canción tan simple pero tan bonita y certera, tanto al derecho como al revés, por elección o por azar, te identifico, te busco y te reconozco: un sueño cuyo nombre es "OJALÁ".

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