lunes, 15 de diciembre de 2014

Qué bonito es tener a alguien al lado

Déjalo. Cuando necesitas a alguien porque no soportas cómo te vas hundiendo, alguien que te sostenga un poco, no hay nadie. El mundo está demasiado ocupado. Todo el mundo tiene algo que hacer. Todo el mundo tiene una vida que seguir, una persona a la que se debe, una afición, un quehacer que no puede dejar de lado para darte un dedo, ni si quiera echarte la mano. Y fíjate, si la cosa es al revés, el mundo puede mandarte un diluvio universal. Basta que te mueras de dolor, de cansancio, de depresión... y quieras un día, dos o lo que te dé la gana, que pase el tiempo, para sentirte mejor. Entonces cualquiera de los que no estaban hoy, a todos aquellos a los que estorbabas, todos aquellos que no te incluyeron en sus planes, en sus conversaciones, en su rato libre, etc., volverán para reclamarte, para pedirte, para decirte que y bajo qué condiciones. ¿En serio? Sí, en serio. 

No te deprimas, siempre puedes contar contigo aunque necesites a alguien. No te vengas abajo, aunque la mierda te ahogue. No te sientas sola, si siempre lo estás. No hace falta que grites, ya lo haces a diario. No te derrumbes, si vives hecha ruinas. No llores, porque nunca sonríes. No estorbas, porque nunca estás. No es nada, es sólo que no hay tiempo. No hay tiempo porque todos tienen algo que hacer y tú no. Tú no te preocupes, ya encontrarás algo, algún día, cuando los planetas se alineen. No te rayes, aunque te dijera que tú siempre estuviste ahí pero que sabía que nunca sucedió al revés, tienes que estar, porque tienes que esperar que esa persona no se quede sola, que estés pendiente de estar disponible para cuando tenga un problema. 

No pasa nada. No te lo mereces. Es tontería. No esperes nada. Sé egoísta, pero si eres egoísta igualmente no le gusta a nadie. Tranquila. Ya sabes que la gente que más daño hace es la gente que realmente importa, no los desconocidos. ¿Para qué te vas a plantear el problema de otra manera? Importan más los nuevos y malos conocidos que los amigos-pared de años y años. La confianza da asco, pero da asco para según qué cosas. Cuando tú necesites algo, no se te ocurra pensarlo, ni lo sueñes: si no hay nadie, es porque no tiene que haber nadie. No lo necesitas. No te lo mereces. 

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