martes, 23 de abril de 2013

But the whale was never saved

Típico: estabas soñando y se te fue la mano con la fantasía. Y llegó un día en que bajaste de nuevo a la tierra y te tiraste al agua. ¿No querías que viniera la marea? Ahí va. Allá que la ola me abrasó la garganta y la nariz. Ya podía irme a casa.
Era una mañana de estas en las que no sabes ni quién eres ni qué has bebido. ¿Para qué? Zombi total, emprendiste el camino hacia casa con tus andares de pato/morsa fuera del agua, muy leeeeeeeeeeeentamente. Tenías todo el día para llegar, aunque se te hiciera de día. La gente se giraba al verte la cara (10 minutos después descubrirías tus churretes de rímel y tu ojos hinchados). Sólo pensabas: Ay, señor, señor... 
A ver, por dónde íbamos.

Un día de un mes de esos en los que se caen las hojas tenías un día de perros. En medio de un autobús soltaste una risotada emocionadamente alegre. ¿Qué pasó? Lo que menos te podías imaginar, pero claro, paraste a tus intenciones. Y es que resulta las ilusiones vuelan más rápido de lo que Goku se teletransporta. Siempre supiste que iba a suceder, que hay conexiones que nunca se destruyen por muy mal que acabes con la otra persona. Era cuestión de tiempo, y tú, aunque hubieras querido no habrías podido mover ficha. 
¿Qué hubieras podido hacer?
Ansiosa, esperabas día a día un mínimo gesto y aunque fuera a cuentagotas, el muchacho sí tiene o tenía, la capacidad de hacerte sonreír como una tonta el resto del día. Volvías a aquello de "good was good enough", a pesar de que ni si quiera era good, pero con un enough pequeñito rozabas el cielo. Lógicamente él sólo piensa que estás inmensamente tocada, con lo cual, no hay mucho más que decir a tu favor. Pero a ti te daba igual, que por estrellarse no sea, en eso tienes experiencia. Solamente un poquito más... Y ya, sin darte cuenta, llevas un par de meses en ese período de estancamiento en el que ves perfectamente que NO LE IMPORTAS.

Llegaste a casa y le dijiste hola, a tu manera, a la taza del water. Ducha fría a modo de... ¿de? y de paso en el espejo, sólo te detuviste a restregarte la mierda que la esponja no sacaba, hasta quedarte colorada, colorada, coloradísima. ¿Colacao? ¡Bah! Y te tiraste en plancha en la cama. Entonces "hoy yo me ahogo en un mar de recuerdos" y allí te quedaste, sorbiéndote los mocos, pensando en lo inmensamente estúpida y cría que llega una a ser. Tu vocecita infernal "no te lo dije?, no te lo dije?" y rezaste porque se callara. Y va y suena tu querido móvil. 
Pasando revista mental a las cosas dice: Yo hoy tenía que... Pero es una llamada. 
Te levantaste y te mareaste, lo cogiste y... Ya habían colgado. Número desconocido. Primero te dio un vuelco algo en el pecho y luego volviste a la realidad. Anda ya...

El sueño no te dejaba ser persona pero la borrachera tampoco. Cotilleando, cotilleando, foto que viste. ¿Qué se te rompe a la semana y pico después? Ya no hay mucho que pensar. Tú querías hacerte la heroína creyendo que era mejor un final, el que fuese, que si no hubiese pasado nunca nada. Y, no, ¡ay de ti! Si hubieras abierto la boca, si hubieras ido a buscarlo, ¿qué idiotez le habrías contado esta vez? 
Se te revolvió el estómago tantísimo que ya no supiste ni a dónde agarrarte. Dijiste aquello de "Por favor" y "¿Qué hago yo con mi vida ahora?". La desorientación mortal y tu incapacidad para apartar los problemas cuando no puedes hacer nada. Te vuelves hiperactiva, te pones frenética, exageradamente de todo y te reconcomen los nervios y los "y si". Ah... Por Dios, cuánta cosa junta.
Te levantaste a por un café y hasta él te rechazó. ¿Qué podías hacer? ¿Leer, pensar, ver la tele? Buscar. Como siempre, a buscar. Dar vueltas por una habitación y otra, y otra, vacías. Ni la música, ni el sonido, ni lo que normalmente te arropa podían calmarte. ¿Y a quién contarle tantas estúpideces? 
Recordaste el preciso momento en el que te viniste abajo. Fue una noche fantástica, maravillosa. Risas y buena compañía, tu amada luna de fondo, el sol te acompañó a casa y... Fue cuando te quedaste sola, cerca de la playa. Maldita ballena varada, ¿eh? Pero ahora estabas muy lejos, incapaz de llegar a la orilla por tus propias fuerzas. Ay, Dios... Ay, Amor... ¿Por qué me esquiváis? 

Pensaste en todo este tiempo. Dos años son demasiado así, de una sola vez. Ni si quiera han sido dos. Esperabas volver a pasar las hojas del calendario con caritas sonrientes y que el futuro siguiera mandándote polvo de hadas. ¡No! The magic was lost! 
Y estabas sentada mirando por la ventana, comiendo como un bicho ansioso, torrentes lacrimosos, "tristeza mortal en la frente". Ay, de ti! Y sonó el móvil otra vez. ¿Sí? ¿Quién? No, no soy yo. Que no, que te has equivocado. Que no, que no. Tenía la voz bonita, y te acuerdas de la suya. No sonó como tú esperabas, no lo viste tan "hombre" como parecía. 
Encendiste la tele y viste la serie de tu vida. "Las lágrimas saladas mojaban mis mejillas..." y el sollozo monumental. Volvió a sonar tu móvil. ¿Sí? Que no, que ya te he dicho que no soy yo. No, no me pasa nada. Nada, nada, que estoy... Sí, tu puta madre en bragas. Y colgaste. Decidiste que era mejor sentirse una mierda, deshecha en todos los sentidos, mientras te ponías como una cerda, añorando tu playa y pensando: "A tomar por saco, It's Friday (and that day was Friday too) and I'm (maybe not but como si lo estuvieras) in love". Buscando una letra mejor, ella apareció sola: Bye, bye, baby, byebye...
Cerraste los ojos de puro cansancio, te dejaste dormir y cuando te despertaste, tenías negra la almohada de no haberte lavado bien la cara. 

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