viernes, 5 de abril de 2013

Como una luna en el agua

Trazo, dibujo, intento, comprendo, paro. Borro y lo intento de nuevo. Con mi mano, con la yema de los dedos, sigo, recorro, pretendo y no te alcanzo. Finjo que digo, que hago y no lo suelto. Lo siento. Y vuelvo a trazar sin miedo, queriendo hacerlo bien, sin interrupción, pero me equivoco, me tuerzo y sé que así  no puede ser.
Vuelvo, imagino, pienso, creo que es así. Y estoy siguiendo una línea, fina e insegura; y estoy viendo tu perfil, lo estoy recorriendo y es una locura, porque estoy sólo rozando... desde muy lejos. ¿Sabes lo que es eso? Aún hay días en los que me parece que las madrugadas están hechas sólo para echar de menos. Alguna vez he buscado ese lugar en mi pecho. Intento descifrar, saber, explicar qué es lo que siento y no, nunca acierto.

Vuelvo de nuevo a mi línea, a buscarte, pero no te encuentro. ¿Cómo podría? Y no sé las palabras adecuadas, nunca sabré cuál es el mejor concepto. Deliro y sueño, y sé que el Sol está en otra órbita y que aun así quema, y que la Luna anda perdida por la Tierra. Si cierro los ojos y me pregunto, sin intento pensarte y descifrarte, si creo que a veces te intuyo... No llego, no logro alcanzarte. Era sólo un reflejo.
Tú eres, tú tienes ese aire, ese halo de misterio que te cubre, que viste tu figura. Y yo no consigo traspasarlo, hallarte en cada verso y contemplar al fin tu piel desnuda.
A mí me come el sueño y yo me bebo el tiempo. Se me seca la boca y mi voz me deja muda. Creo que ya va siendo hora y tú eres deliciosa curva. La miro y me sonríe, la borro y me tortura.

Quiero darle otra forma y ella no me deja. Ella guía mi mano y se autorretrata, y te veo a ti de nuevo, te veo en la ironía de tus palabras. ¿Sabrás, acaso, lo que estoy haciendo? Y sé que sin duda, que mientras miras y callas, ya has respondido a mi pregunta.
Quiero y empiezo. Borro y es otro comienzo, pero en cada esquina me pierdo y vuelvo al punto de partida. Voy a dibujarte con palabras, voy a escribirte con el dedo, pero me confundo tantas veces que al final no puedo.
Rompo, corto y soplo. Papeles al vuelo. Me asomo y miro en el agua esa luna que tiembla, que parece que baila, que sabe a qué juega. Tú no quieres reglas, ni leyes, ni causas. Yo sólo sé que mientras tú vuelas, la libertad suspende todos mis sentidos. Tú te ríes de todos los cuentos, aunque estás atrapado en uno de ellos.

No soy yo quien te dibuja, te escribe o te piensa. Es tu propia boca, ese labio, ese sueño maldito que me guía y me provoca, quien me sacude y me despierta de madrugada. Eres tú quien me vuelve loca, haciéndome pensar, muerta de ganas de robarte un beso, el aliento, de morderte el cuello y hacerte gritar. 
Tú, esa maldita curva sarcástica y bonita, tú, ésa de luz propia. Tú, locura concentrada en esa luna blanca, y me destruye, y me desarma. Sobran las palabras porque sabes exactamente lo que quiero: un sueño, un verso, a ti.

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