lunes, 3 de junio de 2013

Cinco

Me encanta escribirte, pero no echarte de menos.
Me encanta que toques la guitarra, pero odio los desgarros de tu voz.
Adoro tu sonrisa mañanera, pero no soporto la pesadez de tus pasos.
Adoro tus silencios, pero sólo cuando no te sale la arruga de la preocupación.
Me enamora tu poesía, me destroza tu frialdad momentánea.
Me enamoras más y más cada día con tu forma de ser, y me matan lentamente tus distancias.
A veces me gustaría pasearme por tus pensamientos. Me encantaría llegar a ese punto donde a veces coincidimos. Y no te hablo de orgasmos y comunicación estricta, de buenas palabras y mejores entendimientos. Te hablo de ese flash, esa conexión que tú tienes conmigo siempre, esa facilidad con la que me destapas sin que yo te diga nada. 
Sé que a veces sólo necesitas un abrazo, que buscas seguridad, pero tú te crees demasiado mayor para ello. Y te duele. Te duele pensar que estamos más lejos de lo que parece, y también te duele comprobar que no es tan así como tú piensas. Y siento decirte que sí, que algún día se acabará, que la distancia nos tragará a los dos, pero aún habrá siempre un hueco, un espacio donde fuimos, donde somos, donde seguiremos siendo, tú y yo, nosotros.
Y ese lugar, ese sueño, esto, NADIE podrá arrebatárnoslo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario