martes, 28 de mayo de 2013

Stretched to the point of no turning back

¿Condenada a quedarme en la tierra? Ni hablar. Se acabó la atracción fatal. Y una nube se llevó mi cabeza. Aquí arriba o qué sé yo dónde estoy, pero aquí floto. Aquí no hay nada que me sostenga ni me eleve ni me aleje. Sólo suspensión de los sentidos, de pensamiento, de todo lo que me rodea. Cierro los ojos y la música sigue sonando en algún lugar, no sé si dentro o fuera de. Si abro lo ojos no sé qué es lo que puedo ver, la noche entera parece caerme encima y no creo que eso sea muy real. Si, ya, maldita fantasía. Abrí mi cuerpo y me metí dentro de mis propias ideas. Puede que aquí me quede, que aquí me muera, y es mejor este abrigo que la más dulce de las realidades. ¿Qué podría pasar? No. Qué no podría pasar. Y ni el tiempo ni ningún espacio pueden robarme esta mierda de sonrisa. No podrá borrármela ningún golpe limpio. No habrá latido capaz de salvarme esta vez. Ni si quiera una maldita pluma cayendo sobre mi cabeza. ¿Sabes por qué? Porque balancearme y dormirme en la luna, en la cumbre de su sonrisa, es todo lo que quiero y aspiro a hacer.

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