lunes, 29 de septiembre de 2014

El puto día en que todo se va a la mierda porque vuelves a tropezar

¿De qué me sirve? ¿De qué me ha servido? ¿Por qué siempre que cierro algo, al final soy la tonta que vuelve y cae? ¿Por qué a mí nunca se me quita la cara de tonta, las ganas de un algo mejor? ¿Por qué no puedo dejar de creerme todas las tonterías que me dicen? ¿Por qué no puedo rendirme sin más y ya está? ¿Por qué no puedo olvidarme de él y que no me estalle la cabeza? ¿Por qué no puedo dejarlo todo aquí y desaparecer en la nada? ¿Por qué tengo que seguir haciendo todo lo que no quiero hacer, porque simplemente no quiero hacer nada? ¿Por qué tiene que importarme todo cuando realmente sólo quiero tener cero pensamientos? ¿Por qué no se apagan las malditas luces y se disuelve esta grandísima mierda en el espacio infinito? ¿Por qué al final siempre salgo yo perdiendo y sintiéndome como una mierda, precisamente cuando había conseguido salir de todo? ¿Por qué siempre tengo que tropezar y volver atrás, haciéndolo todo otra vez hipercomplicado, sintiéndome otra vez como una niñata en manos de una persona a la que le importé y le importo una mierda? ¿Qué cojones quería? ¿No sabe ya de sobra que para mí todo es un mundo? ¿No dice que no se lo merece? Y yo sí. Yo siempre me lo merezco. Yo siempre actúo inconscientemente, por eso me lo merezco. Por eso me creo las cosas. Por eso me gustan las tonterías, para luego equivocarme y pasarlas putas, porque me encanta seguir siendo una cría y creerme que tengo doce años. Eso. Exacto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario