martes, 23 de septiembre de 2014

Tormenta de atormentaciones existenciales

Dentro de lo malo, no me permito el lujo de pensar en verdades absolutas. No es permitir, ni tan si quiera, es simplemente que no creo en ellas. ¿Y puedo creer en Dios? Sí. Creo en un todo que no puedo alcanzar a imaginar, igual que afirmar que existe el universo. Creo en él igual que se cree que existe la energía, la electricidad que enciende la tele, que nos calienta una taza de café. Pero, ¿es Dios una verdad absoluta entonces? No. Que yo crea en él no significa que tenga que tratar de convencer a otros, que deba afirmar hasta la muerte que tengo razón y los demás no. 

Las personas infelices son tóxicas y se apegan a las felices para sustraerles la luz, eso acabo de leer. Me doy por aludida en cuanto a persona infeliz, capaz de nublar el día más brillante y bonito de un enero helado, pero nublo mi día, no el día de la humanidad entera. No podría negar la toxicidad, pero tengo por seguro que no arrastro conmigo a nadie al infierno. Que si tengo amigos, o parece que los tengo, no es porque les ponga un sable al cuello y les obligue a estar conmigo. Y no, no me enervo y me vuelvo manipuladora, pretendiendo controlar a nadie. Eso más que de infelices me parece de malas personas. Pero tampoco consigo creer que cuando nacemos todos tengamos las mismas posibilidades, las mismas capacidades, las mismas oportunidades... Me parece una justificación muy pobre decir eso, que el instinto, el sexo y la violencia básicamente nos fundamentan, que según los manejemos, las cosas, la vida, nos irán de tal y cual manera. 
No creo que de la humillación necesariamente haya de nacer la venganza, el rencor, el querer ser poderoso y hacer daño. No puedo con estas consideraciones máximas que te reducen a cuatro conexiones cerebrales automáticas y a cuatro pasos evolutivos. Igual que no creo que la cultura sea artificial, que el hombre sea un punto y a parte de la naturaleza. ¿Por qué? ¿Qué nos hace realmente diferentes de los animales? El problema me parece que está en oponer naturaleza y cultura-tecnología, vernos como seres que producen objetos de los que se sirven para sobrevivir. ¿Realmente hay una diferencia tan brutal entre inventar algo para X utilidad y el hecho de que un animal desarrolle un pelaje que le permite camuflarse para poder cazar, evitar ser cazado o ambas cosas? A mí no me lo parece, pero claro, no soy dueña de verdades absolutas, menos aún tengo licencia alguna para propagarlas.

Y la desvariación de la infelicidad y la toxicidad, pasando por las relaciones de poder y el rollo cultura-naturaleza, en el fondo no me parece tan desvariado, sino diferencia gradual. Soy de pensar que todos somos iguales en base, pero de diferentes formas. Todos venimos al mundo del mismo modo, prácticamente. Todos tenemos un principio y un fin. ¿Por qué entonces debo considerarme superior a la abeja que produce miel, al oso capaz de cazar salmones que nadan a contracorriente, a la ballena que atraviesa los polos...? ¿Por qué ellos son naturales y yo artificial? No, simplemente me parece que las funciones son distintas. Un mono podrá apretar un interruptor para obtener un plátano, y quizá una serpiente no desarrolle nunca esa capacidad para obtener una rata. ¿Eso la hace inferior? No, tiene necesidades distintas, por lo que aprende los métodos que le vienen mejor para su supervivencia. Lo mismo entiendo de los seres humanos. 
Considero que la racionalidad no puede encajarse en unas pocas reacciones químicas del cerebro, en las conexiones moleculares que conforman nuestro cuerpo, y que básicamente se deba a ello. No me parece que haya que reducirlo todo a eso. Para mí la vida humana no tiene sentido si es todo automático, si es todo cúmulo de instintos, ensayos, errores... sin ningún margen de maniobra. Creo que la humanidad es más compleja que todo eso, más que un par de conexiones neuronales y un corazón que late. No niego que sea así, sólo que no comparto la afirmación de que tengamos unas funciones básicas que nos terminan de completar y definir, que hay algo más que instintos. 

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