lunes, 10 de noviembre de 2014

Birds don't need to eat rotten fruits

Aquel día me devolviste al principio y me creía más fuerte, que desilusionada ya para los restos no ibas a tener ningún efecto en mí. Eso ya lo sabes. Pensaba que eras tú quien se había equivocado aquel día, pero sólo con los meses he visto que yo te di pie a ello, por no pensar antes de responderte, simplemente por el miedo a que no me contestases más esa noche. Te dije que sabías que nunca íbamos a coincidir, pero no me refería a un marco espacio-temporal, ojalá. Quería decirte que nunca íbamos a llegar a un punto común, a una visión parecida, porque es eso, que nunca te he entendido y ni si quiera sé cómo hablar contigo. He tardado meses en pillarlo, así que fíjate lo lenta que puedo llegar a ser. Sólo era eso. No quería decir que nos encontráramos, que vinieras, nada de eso. Ni se me habría pasado por la cabeza jamás pedírtelo ni que tú quisieras. Imagínate cómo me pude quedar aquella noche. Pero nada, a día de hoy sé que pasó, que me lo dijiste, pero no significa nada simplemente porque es imposible. Lo último que necesitarías en tu vida es una puta loca como yo. Y siempre querré saber qué visión tienes, cómo crees que soy, qué te transmito, pero no tengo el valor de preguntártelo. No sé si soportaría lo que me dijeras, bueno o malo. Estoy segura de que no. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario