viernes, 14 de noviembre de 2014

III

Norte de mierda, nunca te encuentro. Norte de mierda, ¿en serio es necesario elegirte? Entonces elijo la necesidad de seguir viviendo sin guía ni tiempo. Nada de perderse para volver a encontrarse. Si no hay dirección, ni interés por ir a ninguna parte en concreto, dejando que pase lo que tenga que pasar, esquivando lo que se pueda esquivar, prefiero hacerlo así. 
Contar piedras en vez de contar días. Contar nubes en vez de contar segundos. Bajar la persiana, cerrar los ojos y acurrucarse en este hueco donde nunca estarás. ¿Tan difícil es? No. Estoy calentita. Tengo la risa conmigo. Cero perspectivas. Mil trabajos. Ganas de ellos ninguna. Las uñas mordidas. Las manos secas. Y estoy convencida de que esto es lo mejor. Pero como dice mi PAPA: no se puede tener todo, aunque otros lo tengan y yo lo quiera. De elegir, elijo lo de siempre, sólo que igual que ahora me falta la alfombra, me falta algo más. ¿En su lugar? Un ñañañaña o trotrotrotró. Mañana será otro día. Pasado otro más. Y así indefinidamente, que no infinitamente para mí.

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