martes, 18 de noviembre de 2014

VIII

No sé si tiene gracia o no, pero es increíble lo mucho muchísimo que se puede venir una abajo, hasta el punto de no tener libido alguna ni ganas de nada, así como de ponerse mala por un disgusto. Y sí, cuanto más nerviosa y más insomnio, más gorda. Ese punto en el que vestirse es como para echarte en la cama y ponerte a llorar; salir de casa y estar deseando meterte en la cama para no verte, no encontrarte con el espejo, para no ver a ninguna otra por la calle con su tipín maravilloso incluso con 23 capas de ropa encima. Quién volviera a tener 16 y no dejar que nadie me consumiese así. O tener voluntad y no este eterno cansancio, poner algo de mi parte para cambiar realmente. El próximo paso. Ojalá alguien me empujara para seguir andando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario