miércoles, 5 de diciembre de 2012

23 de marzo de 2011


Abrimos los ojos y nos encontramos frente a frente, otra vez. Entonces recuerdo la primera vez que te vi, mientras él me dejaba para siempre. Y de repente apareciste con ella, y yo me quedé extasiada mirándote a los ojos, pensando: Ojalá fueras tú...
Y tú sonreíste abiertamente, como si supieras perfectamente lo que estaba pasando, aunque no conocieras la historia. Supongo que no era muy difícil de adivinarlo, sólo había que mirarme a la cara. Y deseé conocerte, refugiarme en esos ojos y olvidarme de él.
Recuerdo la segunda vez que te vi, y entonces no estaban ni ella ni él. Eso me hizo feliz y, además, me permitió conocerte. Ha pasado ya algún tiempo y aún me da rabia saber que nunca podría tenerte.
Abrimos los ojos y supimos que no estaríamos mucho tiempo juntos en el mismo camino. Tú no ibas a renunciar a tu libertad, ni a ninguna oportunidad. Y para mí, el pasado aún seguía estando muy cercano, refregándome en las narices la felicidad y también el dolor. Si no, sé que me habría enamorado de ti. Todo lo que siempre hube soñado lo había y lo hay en ti, pero hay cosas que sólo pasan una vez en la vida y que se recuerdan para siempre, y tú eres algo así.
Ha pasado ya bastante tiempo desde que abrimos los ojos y nos vimos frente a frente, cuando supimos que nuestros caminos nunca más se volverían a cruzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario