Había perdido la fe, pero la esperanza se mantenía en su interior. Aún no había abandonado la lucha, pero había dejado la violencia y empezado a creer que la única forma de luchar era mediante la Paz. Como había dicho Gandhi:
No hay caminos para la Paz; la Paz es el camino.
Pero la gente es violenta de por sí y ella lo sabía. La corrupción a su alrededor, las mentiras y las falsas palabras de quienes ella creía conocer y que consideraba compañeros, amigos, camaradas.
Lejos de un mundo cruel e intolerante, lejos de la dictadura y la opresión, construyó sus sueños y se unió a la Utopía.
Sí, era muy romántico todo aquello, darlo todo por un sueño y entrar a formar parte de la leyenda de una revolución, pero, ¿qué tenía aquello de real? Tan sólo serían recordados como mártires por pocos y darían risa a los opresores. Pero ella estaba decidida a seguir.
Armada con la Libertad, la Igualdad y la Justicia, abandonó la ideología que había defendido y se unió a la Revolución. No abandonó la Utopía, si no que la hizo realidad.
Y mientras los demás se enzarzaban en una dolorosa y cruel batalla para asaltar el Gobierno y poner fin a la represión; ella saltó de las filas y conociendo el fin, se lanzó a la carrera con la Tricolor en las manos, como una paloma de la Paz; como una mensajera del fin de los malos tiempos y de la realización de la Utopía, el sueño mágico.
No hay caminos para la Paz; la Paz es el camino.
Pero la gente es violenta de por sí y ella lo sabía. La corrupción a su alrededor, las mentiras y las falsas palabras de quienes ella creía conocer y que consideraba compañeros, amigos, camaradas.
Lejos de un mundo cruel e intolerante, lejos de la dictadura y la opresión, construyó sus sueños y se unió a la Utopía.
Sí, era muy romántico todo aquello, darlo todo por un sueño y entrar a formar parte de la leyenda de una revolución, pero, ¿qué tenía aquello de real? Tan sólo serían recordados como mártires por pocos y darían risa a los opresores. Pero ella estaba decidida a seguir.
Armada con la Libertad, la Igualdad y la Justicia, abandonó la ideología que había defendido y se unió a la Revolución. No abandonó la Utopía, si no que la hizo realidad.
Y mientras los demás se enzarzaban en una dolorosa y cruel batalla para asaltar el Gobierno y poner fin a la represión; ella saltó de las filas y conociendo el fin, se lanzó a la carrera con la Tricolor en las manos, como una paloma de la Paz; como una mensajera del fin de los malos tiempos y de la realización de la Utopía, el sueño mágico.
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