miércoles, 5 de diciembre de 2012

Nochevieja (7 de enero de 2009)

La lluvia mojaba su cuerpo, corría por su tupé y se perdía en su ropa, sin que ella se inmutara. Andaba lentamente, como si cada paso fuera un suplicio y sus pies de plomo, con los tacones negros en la mano. 
-Malditos...- pensó, echándoles un vistazo. Eran altísimos, negros, de punta redonda y de charol. Preciosos. 

-Ay, lo que es siempre amor a primera vista, ¿duele tanto después? 

Volvió a mirar los zapatos y asintió. 

Llevaba un vestido de tirantes finos de color negro y blanco. Era muy suave. La parte de arriba era blanca y de escote cuadrado; a partir del pecho se convertía en negro y era totalmente ajustado hasta la cintura, y luego caía como si fuera un tutú. 

-Me tapa justamente el culo- dijo cuando se lo probó. 

Llevaba una mini chaqueta de cuero y su peinado era un tupé hecho con el flequillo y había llevado el pelo liso, aunque ahora caía rizado a ambos lados de su cara. 
Su maquillaje no ocultaba su tristeza, a pesar de que la noche había sido maravillosa, pero el detonante fue el momento en que se acercó y... 

-Mierda...-suspiró. 

De haberlo sabido, no habría dicho nada. Había puesto todas sus esperanzas en aquella noche. Se había arreglado especialmente para dar lugar a su único sueño. Y él se había limitado a sonreir vagamente, acariciarle la cara con un gesto como de pena y a irse, dejándola sola. 

-¿Por qué? ¿Por qué tuve que ir? Si no hubiera ido, seguro que ahora me sentiría bien, y no estúpida, idiota y tan sumamente pequeña. Dios mío, ¡qué ridículo! 

Sentía ganas de aporrear la pared que tenía al lado izquierdo. ¿Por qué no le haría caso a Sue? Sue siempre tenía razón. Pero ella no, hecha cabezota había construído aquella imagen para conseguirle y lo único que logró fue perder su única oportunidad, si es que la tenía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario