martes, 25 de diciembre de 2012

Tormentas...

Y me encantaban aquellas noches, cuando la luz se iba en toda la casa y el cielo se volvía azul oscuro, cuando los relámpagos estallaban, como si fueran a partir el cielo, y se reflejaban en la pared junto a mi cama. Después del trueno caía un chaparrón de miedo y yo disfrutaba del espectáculo, metida en la cama y tapada hasta arriba. A través de la ventana veía la tormenta y me parecía maravilloso. Creía que no había nada más enorme que el cielo imponente que cubría toda la ciudad.
Años después estoy aquí tumbada, en un sofá cama, en una casa ajena que pretendo convertir en mi hogar. Me da igual lo que puedan ver los vecinos porque he descorrido las cortinas al máximo y estoy de cara al ventanal. Estoy viendo otra de esas tormentas, fiera o al menos eso intenta. Y parece que los cristales tiemblan, o al menos el sonido retumba en el eco de esta vieja casa vacía. No importa demasiado, simplemente voy a disfrutar del espectáculo, en una ciudad distinta. 

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