martes, 4 de diciembre de 2012

Please, don't you forget me Lord, no no no...

Y simplemente una mañana ya no estaba allí. La cama vacía, la puerta cerrada. El cristal de la ventana se empañaba con el frío de un mes de diciembre demasiado crudo. Entonces pensé que quizá debía levantarme, hacer como si fuera un día más, y nada más rozarme el agua tuve que venirme abajo. Para cuando salí de la ducha estaba más o menos recompuesta.
¿Recuerdas las mañanas de febrero? Pues así era cuando se me ocurrió levantar un poco la vista. En esos espacios donde el sucio gris edificio no hace acto de presencia, el cielo se abre como si fuera una ventana a otro mundo. Y ves las nubes oscuras que se marchan a jirones, los tonos se mezclan con rosa, con azul, con la luz... no sé describirlo. La próxima vez le haré una foto. Pero ese momento me atrapó. Estoy demasiado acostumbrada a pensar en él en amaneceres como ése.

Sí, una vez más, no sé cómo pero consigo perder todas las partidas. Deberías sentirte orgulloso porque parece ser que más que un defecto es una virtud. Quién sabe... Quizá lo mejor que puede ofrecer una es lo peor de sí misma. A él le hacía gracia que le dijera esas cosas. No pensaba que fuera tan mala, es decir, pensaba que era mejor pero yo me quedo con el "it's not so bad". No. Definitivamente no era tan mala, y eso era suficiente para mí.
Te preguntarás por qué se fue. Ya. Obvio... Nunca la olvidó, ¿sabes? Y en toda esta historia yo sólo he sido un peón, pero mis movimientos eran inexistentes. No tuve que hacer nada, pero tampoco pude.

Todavía me arde la garganta cuando me acuerdo de él. Es que tiene unos ojos tan bonitos... Y su sonrisa. Ay... Sus labios, su nariz... Echo de menos el roce de sus pestañas y sus muerdos salvajes. Vale, sí, te sobran los detalles, pero a mí me han arrancado algo. Me falta, me falta mucho. Lo echo demasiado de menos. Es como cuando hay alguien sentado muy cerca de ti y notas el calor de su cuerpo; cuando se levanta sigues notando el contacto ya ficticio, y te embarga ese frío aunque sigas sintiendo que ahí había algo. No sé si me explico. Es un vacío demasiado grande.

¿Un cuento de hadas? No. Sólo una historia más. Quizá para él. A mí me sigue importando. Y tú sabes que yo lo seguiré buscando, que lo esperaré, no porque yo quiera, sino porque no puedo rendirme. Lo único que te pido es que un día se acabe, que algún día por la mañana cierre los ojos y me consuma el sueño todas las energías gastadas en noches vacías. Sé que no servirá de nada pero tengo que volver a vaciarme. Quizá algún día encuentres algo, alguien para mí. No necesito mucho, ni si quiera que me diga un "te quiero", simplemente enamorarme. No lo olvides nunca, porque sabes que si no, la vida es imposible para mí. 

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